Pone una reseña negativa y el propietario le contesta
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La reseña, publicada en TripAdvisor, lleva por título»Una decepción», y está puntuada con la valoración mínima (1 sobre 5). El cliente se queja enérgicamente de su experiencia en este restaurante de Las Caldas (Oviedo, Asturias), y empieza arremetiendo contra los tiempos de espera y el servicio de los camareros, asegurando que «tenían un gran descontrol con las mesas» y que «se hacían un lío entre lo que era de una mesa y lo que era de otra».
Una de las cosas de las que se quejó, y que fue lo que más enfureció al dueño del establecimiento, fue la supuesta poca variedad de platos. «Nos tuvieron esperando un buen rato con una carta (con muy poca variedad y precios caros), y cuando ya habíamos decidido nos trajeron una segunda carta un poco más completa (tampoco ninguna maravilla, pero algo más tenía para elegir)», escribió el cliente. Cuenta que el camarero les sugirió «un pescado a 26 euros», pero en vez de eso acabaron pidiendo algo más básico: «pan con tomate y tortilla». Pese a sus múltiples quejas, admite que «la comida en sí no estaba mal, sobre todo la tortilla».
«Qué forma de hacer el ridículo»
El propietario se defendió de esa supuesta falta de variedad en la carta enumerando los diferentes platos que ofrecen: «jamón ibérico de bellota, cecina de león, queso cabrales, tabla de quesos asturianos, croquetas de jamón, croquetas de calamares, huevos rotos con jamón, langostinos crujientes, calamares frescos fritos, chipirones encebollado», entre muchos otros alimentos que menciona en su respuesta, además de sugerencias como «arroz a banda con bonito, entrecot de ternera, chuletón de Angus, pixín de panza negra a la plancha», etc.
El propietario estaba tan indignado por acusarle de falta de variedad que enumeró todos los platos de la carta
«Y va usted y pide una tortilla, ¡hay que jod**se!», exclama, «y se queja de que no tenemos variedad». «Qué forma de hacer el ridículo», lamenta, al tiempo que asegura que pese a todo «sabemos que le gustó» la tortilla: y es que el dueño está convencido de que al cliente le gustó bastante más de lo que dejó entrever con esas palabras de «no estaba mal».
Una posible conclusión de toda esta historia es que, incluso en una experiencia en la que el cliente asegura no haber quedado satisfecho, la tortilla de patatas siempre está ahí como plato recurrente, y aunque renunciase a todos los otros platos de la carta (quizás por considerarlos caros), la tortilla le sirvió para salir del paso gastronómicamente aquel día. De hecho, en la misma reseña podemos apreciar que, aunque otorgó una puntuación general mínima al restaurante, le puso un 3 de 5 a la comida.