Polémicos tuits de Trump tensan la relación entre Londres y Washington
EFE
Los polémicos tuits en los que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, compartió videos antimusulmanes de un partido británico de ultraderecha han tensado la relación entre Londres y Washington, estrechos aliados en áreas como defensa e inteligencia.
La primera ministra del Reino Unido, la conservadora Theresa May, tachó la actitud de Trump de «incorrecta», mientras que el embajador británico en EE.UU., Kim Darroch, anunció que ha presentado una queja formal ante la Casa Blanca por los mensajes del presidente.
El mandatario estadounidense, por su parte, le dijo a la jefa de Gobierno británica, también a través de Twitter, que deje de preocuparse por él y lo haga «por el destructivo terrorismo radical islámico que tiene lugar dentro del Reino Unido».
May, que está de gira por Oriente Medio para tratar forjar lazos comerciales, aseguró ante las preguntas de los periodistas sobre los controvertidos tuits que no tiene «miedo» de criticar a Trump «cuando está equivocado».
Al mismo tiempo, sin embargo, recalcó la necesidad de mantener intacta la relación con Estados Unidos, un vínculo estratégico que han preservado con celo sucesivos gobiernos británicos.
«Existe una relación duradera y a largo plazo entre el Reino Unido y Estados Unidos, y estoy segura de que esta relación debe continuar», afirmó la primera ministra.
La dirigente conservadora fue en enero la primera líder extranjera que se reunió con Trump en la Casa Blanca tras su toma de posesión e insistió hoy en que mantiene la invitación que le extendió entonces al presidente de EEUU para devolver la visita, un viaje para el que todavía no hay una fecha prevista.
Ese ofrecimiento levantó a principios de año críticas en el Reino Unido, incluida la del presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, que acusó a Trump de «racismo y sexismo» y mostró su oposición a que pronuncie un discurso en el Parlamento británico.
Las reprobaciones al mandatario estadounidense se repitieron hoy en los Comunes, donde los diputados dedicaron una parte de la sesión a evaluar la decisión de Trump de compartir mensajes publicados por Jayda Fransen, «número dos» de la formación de ultraderecha británica Britain First.
El diputado laborista Chris Bryant sostuvo que «no se puede uno oponer a este horrible racismo, o pretender que se opone, e invitar al mismo tiempo a ese hombre por la puerta principal», y pidió a May que cancele la futura visita de Estado de Trump al Reino Unido.
La portavoz laborista de Interior, Diane Abbott, respaldó esa petición al considerar que el comportamiento del presidente de Estados Unidos es «ofensivo para todos los británicos decentes».
Numerosos diputados del Partido Conservador cargaron asimismo contra el presidente republicano y sostuvieron que debe cerrar su cuenta de Twitter, en la que tiene cerca de 44 millones de seguidores.
«¿No sería este un mundo mejor si la primera ministra pudiera convencer al presidente de Estados Unidos de que borre su cuenta de Twitter?», argumentó el «tory» Peter Bone.
Entre las filas de los conservadores se sucedieron las críticas a las imágenes que compartió Trump, tres vídeos que muestran escenas violentas cometidas por supuestos musulmanes.
La ministra británica de Interior, Amber Rudd, sugirió que una parte importante del Partido Conservador comparte el rechazo a la actitud de Trump pero, igual que May, subrayó que es necesario salvaguardar la relación con Washington, incluido el «intercambio de información de inteligencia sin igual» entre ambos países.
Ese vínculo «ha salvado vidas de británicos, sin duda alguna», dijo la titular de Interior, que pidió a los parlamentarios que mantengan una «visión de conjunto» a la hora de expresar sus opiniones sobre Trump.
Fransen, una de las caras visibles de un partido minoritario de extrema derecha que no cuenta con representación parlamentaria en el Reino Unido, agradeció por su parte al «líder del mundo libre» que compartiera los tuits que ella había publicado en primer lugar.