¿Podrá la Iglesia católica ordenar hombres casados en casos de necesidad?
EFE
El próximo Sínodo de los obispos sobre la Amazonía volverá a proponer uno de los temas considerados casi tabú por el ala conservadora de la Iglesia: la ordenación sacerdotal de hombres casados para poder garantizar los sacramentos en las zonas más aisladas del mundo.
En el «Instrumentos laboris», el documento de trabajo con el que los obispos de los países involucrados debatirán en el Sínodo sobre la Amazonía que se celebrará en Roma del 6 al 27 de octubre, se recoge formalmente la sugerencia y por tanto entrará dentro del debate, pero tendría que ser aprobada por la asamblea.
«Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana», se lee en el documento publicado hoy.
El jesuita argentino Humberto Miguel Yáñez, profesor titular de teología moral de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, que participó hoy en la presentación de este documento en el Vaticano confirmó a EFE que, aunque el tema se debatió ya incluso en el Concilio Vaticano II, «es la primera vez que se habla de manera tan explicita y aparece como forma de propuesta» en un documento.
«El papa Francisco ha abierto los canales de escucha donde aparecen cuestiones que ya estaban, pero no se escuchaban» añade Yañez, quien destaca que no se trata de abolir el celibato porque «la excepción a la regla no quiere decir abolir».
En el documento se ha cuidado mucho que no aparezca el termino «viri probati», los hombres de fe comprobada que pueden ser ordenadas y cuya figura se remontaría a los primeros cristianos, ya que en otras ocasiones se desestimó que pudiera ser aprobado.
Para Yañez es solo cuestión de «lenguaje», ya que no se conoce así entre los indígenas, mientras que para el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos, el documento no utiliza ese término porque «se ha convertido casi en un mito» y se ha «abusado de la expresión».
En el Sínodo sobre la Eucaristía de 2005, en un documento se resaltó la «preocupante» escasez de sacerdotes, pero los obispos consideraron que el de los sacerdotes casados era «un camino» que no se podía «recorrer».
La escasez de sacerdotes y misioneros se hace aún más patente en las grandes extensiones de Latinoamérica y sobre todo en la Amazonía, que comprende parte de Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guayana, Suriname y Guayana Francesa, y donde la iglesia católica experimenta muchas dificultades y donde cerca el 70% de las comunidades de la región no tiene acceso a la misa semanal.
«En la región del Amazonas hay lugares donde los sacerdotes llegan cada dos o tres años y ¿qué comunidad cristiana puede subsistir una presencia sacramental tan pobre?», señala Yañez, quien además argumenta que cuando llega un sacerdote «pasan años hasta que aprenden la cultura, mientras que una persona de lugar puede inmediatamente traducir el evangelio».
Esta es la propuesta que llega del Amazonas, ahora «los obispos pueden descartarla, proponerla al papa y que este la descarte. Estamos en la fase iniciar de un proceso», afirma Yañez.
No se trata de un debate sobre el celibato opcional. Esto lo ha dejado claro la Iglesia en numerosas ocasiones y el papa Francisco en persona.
Pero el pontífice argentino ya se refirió a la posibilidad, actualmente en estudio, de que los llamados «viri probati», que puedan ser ordenados solo en sitios muy lejanos, como las islas del Pacífico o la Amazonia, donde faltan sacerdotes.
El cardenal guineano Robert Sarah, uno de los más críticos con Francisco y representante del ala más conservadora de la Igleisa, ya expresó recientemente que la ordenación de los llamados «viri probati» es una «violación a la tradición apostólica». Ahora se reabrirá el debate.