Pobreza en Argentina baja al 25,7%, casi cinco puntos en un año
El País
La economía argentina obliga a Mauricio Macri a jugar al equilibrista. A una buena noticia le sigue otra mala, y viceversa. Hoy hubo un buen ejemplo de ello. El Indec, la oficina que elabora las estadísticas oficiales, difundió una bajada de la pobreza hasta el 25,7% de la población durante el segundo semestre de 2017, casi cinco puntos en un año y aún más lejos de aquel 32,2% que en septiembre de 2016 que el Presidente consideró el hito desde donde debería ser evaluada su gestión. Macri se refirió a la nueva cifra y la consideró una evidencia del éxito de su modelo económico. Pero fue una celebración a medias: horas antes, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, había anunciado un aumento de entre un 28% y un 40% en el costo del gas que consumen los hogares. Desde diciembre, la boleta se duplicó, un duro golpe a la batalla que Macri libra contra la inflación. Se espera que marzo cerrará con una subida de precios cercana al 2%, con un acumulado desde enero de 6,2% y de 25% en el interanual. La meta del Gobierno para 2018 es de 15%, una cifra que ya había corregido en tres puntos. Hoy parece una meta simbólica, porque Macri no puede contra la inflación.
Las subidas de las tarifas de gas, luz, agua, peajes y transporte son parte de la guerra que el Gobierno libra contra los subsidios, una política que durante el kirchnerismo permitió mantener a raya el costo de los servicios pero a un alto costo fiscal. En diciembre de 2015, cuando asumió Macri, el 85% de la factura del gas estaba subsidiada por el Estado. Hoy, ese porcentaje llega al 30% y la intención oficial es que llegue a cero en diciembre de 2019. “Desde 2003 hasta 2015 se subsidió a un sistema energético de forma irresponsable. Hubo 24.000 millones de dólares destinados exclusivamente a subsidiar el consumo de gas en la Argentina”, dijo Aranguren durante la rueda de prensa en la que anunció los aumentos. El problema es que cada nueva bajada del subsidio implica un aumento de tarifas, con su consecuente impacto sobre la inflación.
El gas aumentó en diciembre, subirá en abril y lo hará de nuevo en octubre. Durante el fin de semana subirá el transporte, la semana que viene el combustible, en mayo el agua y en agosto la electricidad. En diciembre se espera otra subida del transporte. La contracara de esta “adecuación tarifaria”, como llama el Gobierno al proceso, es la inflación.
Febrero cerró con una subida de precios de 4,2% y un interanual de 25,4%, Según previsiones privadas, el IPC de marzo será de 2%, un porcentaje que dejará el primer trimestre por encima del 6%. Parece difícil que el Gobierno logre cumplir con la meta de 15 puntos para todo 2018, aunque espera que el segundo semestre las cifras bajen. La inflación, además, pega duro en los pobres: el Indec confirmó que la canasta alimentaria de febrero, la que se usa para medir el umbral de indigencia, subió en febrero 2,9%, cinco décimas por encima del índice general de precios.
En ese contexto negativo es aún más relevante el dato positivo de pobreza que anunció Macri. Desde la residencia de Olivos, dijo que en marzo el 25,7% de los argentinos están por debajo del umbral de pobreza, contra 28,6% en febrero, equivalentes a 13 millones de personas. «Es una noticia que nos da esperanza porque nos confirma que estamos en buen camino”, dijo Macri, aunque admitió que todavía falta mucho para erradicarla. La bajada de la pobreza es el último dato positivo de una serie que empezó la semana pasada, cuando la oficina de estadísticas dijo que el Producto Interno Bruto (PIB) subió 2,9% en 2017, contra una caída de 2,3% en 2016. La subida interanual del último trimestre del año fue del 3.9%. También hubo buenas noticias en los índices de empleo. Hoy no tiene trabajo el 7,2% de los argentinos, el menor porcentaje desde que Macri llegó al poder, hace poco más de dos años. La gran batalla, está claro, es la inflación.