Plaza presidencial argentina se polariza entre oficialista Scioli y conservador Macri
Las elecciones primarias obligatorias del domingo en Argentina perfilan una pugna por la presidencia en octubre entre Daniel Scioli, apoyado por la mandataria de centroizquierda Cristina Kirchner, y el líder de la oposición conservadora, Mauricio Macri.
Las primarias de todos los partidos simultáneas en una misma jornada y en todo el país no sólo oficializaron las candidaturas para los comicios del 25 de octubre, sino que también permiten medir la relación de fuerza a dos meses y medio de las presidenciales.
Con 96,8% de las mesas escrutadas en un largo conteo que se prolongaba la mañana del lunes, Scioli, candidato único de la coalición de gobierno, sumaba 38,52% de los votos, seguido por la coalición del alcalde conservador de Buenos Aires, Mauricio Macri (29,98%) y la del diputado Sergio Massa (20,61%), un exjefe de Gabinete de Kirchner que se pasó a la oposición.
Quien asuma la presidencia el 10 de diciembre se enfrentará a desafíos como resolver el conflicto por los llamados ‘fondos buitres’ que se negaron a entrar en el canje de deuda y relanzar la economía que oscila entre el estancamiento y un pobre crecimiento, tras una década de poderoso impulso al consumo y a la producción fabril.
Scioli, de 58 años, es respaldado por la coalición gobernante que limitó el acceso a las divisas extranjeras, aplicó gravámenes a las importaciones y tuvo una política antiliberal y estatista, pero este excampeón de motonáutica que perdió un brazo en un accidente durante una carrera, es visto en Argentina como un liberal.
Gobernador de la provincia de Buenos Aires, un distrito del tamaño de Italia y con casi el 40% del padrón de 32 millones de electores, el domingo citó al papa Francisco como su «fuente de inspiración», homenajeó a Néstor Kirchner (2003-2007), de quien fue vicepresidente, y ratificó la continuidad pero anunciando que haría cambios en la gestión, sin precisar cuáles.
«Seguimos el camino del papa Francisco, con las ‘tres T’, que son tierra, techo y trabajo. Y yo le agrego inversión e igualdad», dijo el domingo Scioli, un seguidor de la política social de la Iglesia.
Frente a quienes opinan que Kirchner seguirá digitando la política tras dejar el gobierno en diciembre –impuso a su hombre de confianza Carlos Zannini en la fórmula presidencial–, Scioli insiste en que hará las cosas «a su manera».
Oposición busca unirse
De su lado Macri, un empresario liberal de 56 años, representa el cambio y la ruptura con la gestión peronista, el movimiento de la presidenta Kirchner, el mismo que en los 90 había llevado adelante políticas neoliberales con Carlos Menem (1989-1999).
Alcalde de Buenos Aires desde 2007, Macri es el mejor ubicado entre los opositores. Expresidente del popular club de fútbol Boca Juniors, es el preferido de los sectores financieros, económicos y grandes productores agrícolas que ven en él al hombre que pondrá fin a las medidas proteccionistas impulsadas desde 2003.
Para intentar ampliar la base electoral de su partido PRO (Propuesta Republicana), eminentemente capitalina, Macri integró la coalición Cambiemos con la UCR, un tradicional partido socialdemócrata con anclaje territorial.
Después de votar el domingo, Macri llamó a la unión de la oposición alrededor de su candidatura, tanto adentro como afuera de la coalición y propuso «devolverle el Estado a la gente y no ponerlo al servicio de los intereses de la política».
Sergio Massa, disidente del kirchnerismo, que conformó la coalición UNA, se reafirmó como el tercero en discordia y podría ser el árbitro en un eventual balotaje.
Hasta ahora, nunca una elección presidencial se definió con segunda vuelta en Argentina. Para consagrarse en primera vuelta y evitar un balotaje un candidato debe obtener 45% más uno o el 40% con diferencia de 10 sobre el segundo.
Néstor Kirchner (2003/2007) y su esposa Cristina Kirchner (2007-2015) gobernaron Argentina durante 12 años, y la presidenta, que cuenta con una imagen positiva de más de 50%, está inhabilitada por la Constitución para presentarse a un tercer mandato, tras ser reelegida en 2011.
Por eso pactó un acuerdo con Scioli, uno de los políticos con mejor imagen y de tendencia dialoguista, a diferencia del estilo confrontativo de la mandataria.
Las primarias dejaron la sensación de una lucha aún abierta, aunque Ricardo Rouvier, de la consultora homónima, dijo a la AFP que «en octubre las elecciones no serán idénticas al 9 de agosto, serán parecidas».
Carlos Fara, de la consultora del mismo nombre, coincidió en que se podría evitar un balotaje: «hay que ver si no se produce alguna suerte de polarización, y Scioli es el que está más cerca de alcanzar la diferencia que exige la Constitución».
AFP