Plácido Domingo impregnará Caracalla de zarzuela la música de su niñez
EFE
Dice Plácido Domingo que la zarzuela le ha acompañado siempre, que la escuchaba desde el vientre de su madre, y el miércoles la honrará en su gran regreso a las Termas de Caracalla de Roma, a casi 30 años del mítico concierto de los «tres tenores».
«La zarzuela fue la música que escuché antes de nacer porque mi madre estaba cantando en esos días, y los bebés cuando están dentro de la mamá escuchan», rememora el cantante en una conversación con Efe en el Teatro de la Ópera de Roma, antes de empezar su ensayo.
Plácido Domingo regresa a las impresionantes termas, que acogen la temporada estival de la Ópera de Roma, a pocos tiempo de que se cumplan tres décadas del celebérrimo concierto que ofreció con Josep Carreras y Luciano Pavarotti, los famosos «tres tenores», en 1990.
En esta ocasión lo hará con un concierto titulado «Noche española» en la que rendirá tributo al género chico con temas de Manuel de Falla, las «Goyescas» de Enrique Granados o la romanza «La del soto del parral», del dúo Reveriano Soutullo y Juan Vert, entre otros.
«Seguramente fue la primera música que escuché, la zarzuela, y entonces crecí con ella», explica el tenor, que cultivó este género desde su juventud, siguiendo la compañía de sus padres, la soprano Pepita Embil y el barítono Plácido Domingo Ferrer.
El concierto estará dirigido por la batuta del alicantino Jordi Bernàcer, que ha estado al frente de una «Aida» este verano en Caracalla, y cantarán junto a Domingo la soprano Ana María Martínez y el tenor Arturo Chacón-Cruz.
Todo acompasado por la compañía de Antonio Gades, que sorprenderá con su «fuerza tremenda», promete.
A dos días del recital, Domingo espera que su exhibición permita al público romano descubrir en este género típicamente español «algo rico y extraordinario».
«He hecho una carrera como cantante de ópera pero la zarzuela nunca la he dejado y en el mundo, por donde se lleva un programa así, o se canta una zarzuela completa, verdaderamente el público descubre un género nuevo para muchos», vaticina.
El cantante madrileño, a sus 78 años, y después de haber pasado por los principales templos operísticos del planeta, recuerda aquella cita como «un recuerdo y una idea muy grande».
Sobre todo, sostiene, porque «verdaderamente mucha gente ha descubierto la ópera» con aquella actuación, con la que se puso el broche y final al Mundial de Fútbol.
También los jóvenes, un palabra que, al escucharla, provoca una reflexión en el tenor, consciente de que la lírica, eterna, requiere atraer a nuevos talentos y a un público joven que sepa escucharla.
Y el cantante es optimista, de acuerdo con lo que ve en sus recitales: «Tengo que decir una cosa. Hoy en día en la ópera, cada vez que estoy en los teatros, veo a gente más joven», celebra.
«Así como hace unos años había un problema, creo que los teatros están haciendo un esfuerzo para las programaciones, para buscar un público nuevo, para hacer de todo, con jóvenes cantantes», sostiene.
Pues en su opinión, los esfuerzos de las instituciones operísticas deben ir dirigidos al escenario y a la platea, ya que a su parecer es preciso «formar a cantantes jóvenes pero también formar un público nuevo». Eso, subraya, «es muy importante».
La noche del miércoles el tenor madrileño deleitará en las impresionantes termas romanas, un yacimiento arqueológico al que no regresaba como intérprete desde aquel recordado concierto, sin contar que lo hizo como director en una «Aida» en 2005.
Culminará así un verano en el que ha recogido un enorme éxito por parte del exigente público italiano, a raíz de sus conciertos en la Arena de Verona (norte), para recordar el cincuenta aniversario de su debut con «Turandot» en el verano de 1969.
Fue el inicio de una trayectoria que le convirtió en leyenda y que ha querido recordar en el anfiteatro veronés dirigiendo este verano «Aida», poniendo voz a Giorgio Germont en «La Traviata» y con un concierto final en el que brillaron temas de «Nabucco», de «Simón Boccanegra» y de «Macbeth».