Piñera se compromete con crecimiento económico y los derechos de la infancia
EFE
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, se comprometió hoy ante todo el país a «revertir el estancamiento económico» y «derrotar la pobreza», con el foco puesto en el desarrollo y los derechos de la infancia.
En el Palacio de La Moneda, Piñera pronunció su primer discurso después de asumir este domingo por segunda vez como presidente de la República, en el que anunció una batería de medidas para mejorar la situación de los niños vulnerados que se encuentran bajo la tutela del Estado.
Antes de arribar a la sede del Ejecutivo en Santiago, el derechista realizó su primera actividad pública en un hogar dependiente del Servicio Nacional de Menores (Sename), donde informó acerca de la modernización de ese organismo.
El Sename ha sido el blanco de las críticas durante años, pero su crisis estalló con la muerte de una niña de 11 años llamada Lisette Villa, quien falleció asfixiada cuando sus cuidadores la sometieron a apremios ilegítimos y tormentos, según un informe del Servicio Médico Legal aportado por la Fiscalía.
Desde el balcón de la casa presidencial, Piñera habló además sobre la importancia del crecimiento económico para Chile, que «es fundamental no solo para los buenos empleos, mejores salarios y crear oportunidades, sino para que el Estado financie sus programas sociales».
El gobernante conservador hizo eco de su emblemática promesa de campaña, la de «hacer retroceder la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo», con el fin de alcanzar la paz en las regiones y vencer el miedo, dijo.
El presidente se refería a los conflictos que se viven en el sur de Chile, especialmente en la región de La Araucanía y el Biobío.
Allí se arrastra desde hace décadas un conflicto entre comunidades mapuches que reclaman la propiedad de tierras ancestrales y empresas agrícolas o forestales, que en los últimos años ha derivado en episodios de violencia en los que han muerto varios comuneros, policías y agricultores.
«Nunca dejaremos que el temor invada nuestras conciencias, nuestros hogares, ni mucho menos nuestras vidas, porque ello significaría atrofiar nuestra libertad y empobrecer nuestro futuro», vociferó el conservador, en compañía de su esposa, Cecilia Morel.
Piñera puso énfasis en la necesidad de modernizar el sistema de salud pública, reducir los tiempos de atención y las largas filas en los consultorios, así como terminar con las listas de espera en los hospitales y disminuir los precios de los medicamentos.
Destacó además el esfuerzo que hará su Gobierno para ampliar el acceso a una educación de calidad, mejorar las jubilaciones, proteger el medio ambiente e impulsar una revolución tecnológica «con el conocimiento al servicio de los ciudadanos», entre otras políticas.
El primer discurso de Piñera tras asumir este domingo fue escuchado atentamente por centenares de medios de prensa nacionales y extranjeros y también por seguidores, que vitorearon a favor de la lucha contra la corrupción, la burocracia y los operadores políticos que propuso el nuevo mandatario.
El derechista se mostró partidario de los «grandes acuerdos» entre las facciones que integran el sistema político nacional, y calificó su periodo gubernamental de «segunda transición», en referencia a los cambios sustanciales que pretende impulsar en estos cuatro años.
Piñera asumió este domingo como presidente de la República en una ceremonia realizada en la sede del Congreso de Valparaíso, a la que asistieron más de 1.300 personas, entre autoridades nacionales, diplomáticos, políticos de todas las bancadas y mandatarios extranjeros.
El traspaso de mando contó con la presencia del rey emérito de España, Juan Carlos de Borbón, los presidentes de Argentina, Brasil, México, Perú, Honduras, Ecuador y Bolivia, cancilleres y representantes de Uruguay, Colombia, Irán, Costa Rica, Nueva Zelanda, Ucrania, Reino Unido, España, Polonia, Ghana y Japón, entre otros.
Antes de viajar a Santiago, Piñera ofreció un almuerzo para los presidentes y representantes de gobiernos invitados a su investidura, en el Palacio de Cerro Castillo, al que no asistió el mandatario boliviano, Evo Morales que antes de partir leyó una extensa declaración, en la que hacía a la demanda marítima de su país presentada en La Haya.