Pierre Nkurunziza, el líder autoritario de Burundi investigado por la CPI - 800Noticias
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El presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, que murió este lunes por un ataque cardíaco, dirigió el pequeño país de África del Este con autoritarismo y misticismo, hasta el punto de ser proclamado «Guía Supremo» de su pueblo.

En abril del 2016, la fiscal de la CPI, Fatou Bensouda, anunció la apertura de un examen preliminar sobre los episodios de violencia vividos en Burundi desde hace un año, cuando comenzó la crisis política y de seguridad que siguió al anuncio de Nkurunziza de aspirar a un tercer mandato de forma inconstitucional.

La investigación preliminar de Bensouda es un primer paso que puede llevar a la apertura de una procedimiento formal si encuentra bases para ello.

«La CPI ya ha iniciado investigaciones sobre los abusos en Burundi. A pesar de que nuestro país se retire de la corte, la acción de la CPI debe continuar», añadió Lambert.

El difunto, nacido de madre tutsi y padre hutu en 1964, creció en la provincia septentrional de Ngozi y pronto perdería a su progenitor, un diputado asesinado durante la ola de violencia que diezmó la elite hutu del país en 1972.

Apasionado desde niño por el deporte, especialmente por el fútbol, el joven Nkurunziza estudió Educación Deportiva para convertirse en profesor y llegó a ser entrenador del Union Sporting, un club de la Primera División de Burundi.

Sin embargo, esa carrera se vio interrumpida por la guerra civil que estalló poco después entre grupos rebeldes hutu y el Ejército dominado por los tutsi.

En 1995, ingresó en las Fuerzas de Defensa de la Democracia (FDD), brazo armado del grupo insurgente en el exilio, el Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia (CNDD).

Nkurunziza abrazó la religión tras casi morir en un ataque en 1995, que le llevó a implicarse activamente en la guerrilla y escalar en las FDD, antes de que se transformaran en un partido político.

Bajo su liderazgo, la CNDD-FDD ganó en julio de 2005 las elecciones a la Asamblea Nacional y el Senado, que le eligieron como presidente de Burundi.

En los comicios presidenciales de 2010, Nkurunziza fue elegido con el 91 % de los votos al presentarse como único candidato, ya que la oposición fue vetada tras denunciar irregularidades en el escrutinio.

En julio de 2015, pese a tener en contra a miles de ciudadanos y a la comunidad internacional, el mandatario se presentó a un tercer mandato prohibido por la Constitución, según denunció la oposición.

Esa ambición desató una ola de protestas con cientos de muertos y medio millón de desplazados, según la ONU, además de un intento fallido de golpe de Estado en mayo de ese año, lo que no impidió que ganara los comicios con algo más del 69 % de los votos, aunque la participación del electorado se situó por debajo del 30 %.

En 2018 se promulgó una nueva Constitución que eliminaba el límite de mandatos y allanaba el camino para poder seguir en el poder hasta 2034, aunque a finales de 2019 confirmó que no concurriría a los comicios del pasado 20 de mayo, en los que venció el oficialista Évariste Ndayishimiye, quien le iba a suceder en la jefatura del Estado en agosto próximo.

Tras confirmar su renuncia a una nueva carrera electoral, se retiró del liderazgo del partido oficialista con el título de «Guía Supremo del Patriotismo», que incluía privilegios como una mansión privada y un estipendio de más de 500.000 dólares.

En la vida de Pierre Nkurunziza, al que le sobreviven cinco hijos y su esposa, la pastora protestante Denise Bucumi Nkurunziza, desempeñó un gran papel su fervor religioso, que le llevó a asegurar que Dios le había llamado a dirigir los destinos de Burundi.

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