Pence usa gira por América Latina para aumentar presión sobre «tiranía» venezolana
EFE
El vicepresidente de EE.UU., Mike Pence finaliza este jueves en Panamá una gira de 5 días por América Latina que principalmente se centró en aumentar la presión directamente en la región contra Venezuela, un país al que no dudo de calificar de «tiranía» y de estar camino a la «dictadura».
El viaje de Pence por Colombia, Argentina y Chile y Panamá, países al igual que EE.UU. críticos frente a la crisis venezolana, venía precedida de una gran polémica por la advertencia el viernes pasado del presidente Donald Trump de que no descartaba una «opción militar» en la nación caribeña.
Una declaración que llevó al mandatario colombiano, Juan Manuel Santos, a decirle a Pence que «una intervención militar en Venezuela no debe ser contemplada», tal como dijo el domingo en la primera declaración conjunta que dieron tras la llegada del vicepresidente estadounidense a Cartagena, la primera escala de su gira.
Algo a lo que se sumaron voces de condena desde Nicaragua, Brasil, Uruguay, Bolivia, Costa Rica y de sus otros anfitriones durante la gira, con llamados que pedían mantener la paz en la región y evitar un «inaceptable intervencionismo», además de críticas a una amenaza que «no tiene cabida».
Aunque intentó matizar las palabras de Trump al decir que su país tiene «muchas opciones» y «confianza de que al trabajar con los aliados en América Latina se va a encontrar una solución», el vicepresidente de EE.UU. desde un principio dejó en claro que buscaba aumentar la condena sobre lo que su país considera que sucede en Venezuela.
En Colombia, dijo que «Venezuela se está deslizando hacia la dictadura y, como el presidente Donald Trump ha dicho, EE.UU. no se quedará parado mientras Venezuela se desmorona» y además se reunió con medio centenar de opositores venezolanos en Cartagena.
En el comienzo de la visita de mayor nivel a Latinoamérica hasta ahora de un funcionario de la Administración Trump, Pence sostuvo que la situación venezolana es «inaceptable», por lo que manifestó que su país tiene «muchas opciones».
En Caracas no cayó en gracia nada de esto ni que el funcionario estadounidense dijera que Venezuela era un «Estado fallido», por lo que criticó con dureza el encuentro Pence-Santos.
«Pudiésemos decir que eso fue una cumbre de narcosocios: el país que más produce drogas y el país donde hay mayor consumidores de drogas», dijo el vicepresidente de Venezuela, Tareck el Aissami.
Pese a esto, Pence prosiguió con su andanada dialéctica en Argentina, donde el martes dijo que Venezuela vive la «tragedia de la tiranía» y su pueblo «está sufriendo y muriendo» mientras permanece «sometido al régimen brutal» de Nicolás Maduro, por lo que dijo que el Gobierno de Trump pide a Latinoamérica que «haga más» y presione económica y políticamente al país caribeño.
El miércoles en Chile, aunque reiteró que Venezuela está cerca de convertirse en una dictadura y que su país «no permanecerá como observador», afirmó que EE.UU. trabajará «con los países aliados en toda América Latina para llegar a una solución pacífica (para Venezuela)».
Por último, hoy fue recibido en Panamá por una protesta de decenas de miembros de movimientos sociales que quemaron un muñeco de tela con su cara y lo acusaron de buscar «consolidar aliados en la región y construir un cerco contra Venezuela».
Algo que no lo intimidó para decir, horas antes de concluir un día antes de lo previsto su gira, que «Venezuela será libre una vez más», aunque es conducida hacia una «dictadura» y que busca una «solución pacífica» porque «la gente de Venezuela lo merece»
Además de la crisis venezolana, el tema de las amenazas del líder norcoreano, Kim Jong-un, a EE.UU. se coló en esta gira, y en Chile dijo que su país hará todo lo que pueda para que Corea del Norte «abandone sus armas» nucleares e instó a Chile, México, Brasil y Perú a romper todos los lazos económicos y políticos con el país asiático, con el propósito de «aislarlo diplomáticamente».
Aparte de estas dos problemáticas globales, Pence aprovechó para referirse a la realidad de los países que visitó y en Colombia, uno de los principales aliados de EE.UU. en la región, calificó de «crisis» el aumento de cultivos de coca tras el récord en 2016 de 188.000 hectáreas y añadió que se «necesita una acción rápida para proteger a los pueblos de ambos países.
En Argentina solo tuvo palabras de elogio para el Gobierno de Mauricio Macri y sus «audaces» reformas que están «transformando» Argentina y «devolviéndole su reputación en el mundo»y a Chile lo calificó como un «foco de libertad en Las Américas».