Pena de muerte para el ‘Jack el Destripador’ de China por asesinato de 11 mujeres - 800Noticias
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Tres décadas después de que Gao Chengyong asesinara a la primera de una serie de 11 mujeres en el noroeste de China a las que también robó, violó y, en algunos casos, mutiló, el criminal fue condenado a muerte por un tribunal del gigante asiático.

La sentencia emitida por una corte de Bayin, un pequeño pueblo de la provincia de Gansu, era algo de esperar en un país que ejecuta a más prisioneros que nadie en el mundo. Sin embargo, el veredicto contra este hombre de 53 años, cuyos actos le valieron el apodo del Jack el Destripador chino, fue ampliamente difundido y bien recibido por una población a la que durante años conmocionaron sus crímenes. El acusado, que reconoció los hechos, aseguró que no piensa recurrir el fallo.

«Los motivos de sus crímenes eran totalmente despreciables, sus métodos extremadamente crueles, la naturaleza de sus actos completamente vil y los medios totalmente viciosos», afirmó el veredicto, según la agencia oficial China News Service.

El tribunal considera probado que Gao, casado y con dos hijos, asesinó entre 1988 y 2002 a 11 mujeres (10 en los alrededores de Baiyin y otra en Baotou, en la provincia de Mongolia Interior), incluida una niña de 8 años. En todos los casos, el malechor siguió a sus víctimas, jóvenes que vivían solas y solían ir vestidas en ese momento de rojo, hasta sus viviendas, donde las robaba y violaba antes de acabar con sus vidas, normalmente degollándolas. En muchos de aquellos casos, también mutiló sus cuerpos. Por el momento, se desconoce por qué puso fin a sus ataques en 2002.

Durante este tiempo, muchos se han preguntado cómo fue posible que un hombre como Gao, un agricultor y comerciante descrito por su mujer como una persona tranquila y honesta, fuera capaz de cometer semejantes acciones sin caer en las manos de la justicia durante tantos años.

Zhang Enwei, un detective forense que ayudó a resolver los asesinatos, dijo que había llegado a revisar hasta 230.000 juegos de huellas dactilares tratando de identificar a un sospechoso, según relató al diario Beijing News. Pero Gao no estaba entre ellos porque era uno más de entre los miles de migrantes rurales que a menudo se trasladan de una parte a otra del país dependiendo del trabajo que encuentren, por lo que pudo escapar a los controles de datos y a la red de búsqueda de huellas dactilares en Baiyin.

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