Pelosi busca su reelección en el Congreso de EEUU
EFE
Nancy Pelosi, la demócrata de mayor rango en Washington, intentará mañana domingo ser reelegida como presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos con una estrecha mayoría, lo que significa que solo puede perder un puñado de votos.
Los nuevos legisladores elegidos en los comicios del 3 noviembre tomarán posesión de sus escaños mañana domingo a las 12.00 hora local (17.00 GMT) y, poco después, la Cámara de Representantes comenzará la votación sobre Pelosi, que podría prolongarse durante horas.
Se espera que Pelosi, de 80 años y legisladora de California, se mantenga en el puesto, pero podría enfrentarse a dos problemas: la posibilidad de que algunos demócratas rompan filas y el riesgo de que otros decidan no acudir a Washington D.C. debido a la pandemia de la covid-19.
Las elecciones del 3 de noviembre, en las que el demócrata Joe Biden resultó elegido como presidente de EE.UU., dejaron a su partido con estrechos márgenes en la Cámara de Representantes, en poder de los progresistas desde enero de 2019.
En concreto, en noviembre, los demócratas perdieron diez escaños y se quedaron con una mayoría de 222 en la Cámara Baja; mientras que los republicanos se apoderaron de nuevos 15 asientos y acabaron con 211.
De esa forma, los demócratas consiguieron mantener la mayoría, pero su margen es el más estrecho que cualquier partido ha tenido en la Cámara Baja en los últimos 20 años.
Para ser reelegida, Pelosi necesita 218 votos de los 222 demócratas de la Cámara de Representantes, en caso de que todos los legisladores acudan a la sesión de mañana.
Por tanto, la demócrata solo podría perder un puñado de votos si quiere ser reelegida para el puesto de presidenta de la Cámara de Representantes, que ejerció entre 2007 y 2011 y que coloca a quien lo ocupa como tercero en la línea de sucesión para la Presidencia, por detrás del vicepresidente.
SU MAYOR ENEMIGO ES LA COVID-19
Pelosi y el resto del liderazgo demócrata han pedido a los legisladores que viajen antes a Washington D.C. para asegurarse de que están presentes en la votación.
El lunes, preguntada por la prensa, Pelosi dijo que estaba «bien»; pero, posteriormente, durante una llamada con los miembros de su bancada, reconoció que estaba preocupada por las posibles ausencias y afirmó: «Mi mayor oponente es covid», según dijo a The Washington Post una fuente demócrata.
Desde que comenzaran las restricciones por la pandemia en marzo, decenas de legisladores demócratas se han ausentado físicamente de la Cámara de Representantes.
De hecho, en mayo, la Cámara Baja cambió sus normas para permitir el voto de manera remota y unos cien legisladores demócratas, algunos de ellos de avanzada edad, han usado esa opción.
Sin embargo, el domingo, los legisladores tendrán que acudir en persona por tratarse de la toma de posesión de sus escaños y porque hasta el lunes no está previsto que se renueven los cambios normativos necesarios para permitir el voto a distancia.
SU ÚLTIMO MANDATO
Por otro lado, algunos demócratas han expresado en privado frustración con el liderazgo de Pelosi, pero los ánimos están mucho más calmados que, en 2019, cuando fue elegida como presidenta de la Cámara de Representantes, dijo a Efe una fuente familiarizada con el debate interno del partido.
Según esa fuente, los ánimos están más calmados porque se espera que Pelosi deje la Presidencia de la Cámara de Representantes en dos años, como prometió en 2019 ante la presión del ala más izquierdista de su partido que reclamaba un liderazgo más joven.
Esta vez, además, Pelosi se presenta a la reelección sin ningún oponente.
No obstante, si su reelección fracasa, el Partido Demócrata se sumiría en el caos al tratar de buscar un nuevo líder y eso dificultaría la crucial sesión del 6 de enero, cuando las dos cámaras del Congreso tendrán que ratificar la victoria de Biden sobre el presidente saliente, Donald Trump.
Este es el último paso en el proceso de certificación del resultado electoral y normalmente es una mera formalidad; pero, este año, ha ganado mayor importancia debido a las presiones de Trump, quien se niega a reconocer el resultado de los comicios al alegar sin pruebas que hubo fraude.