Pekín obligado a algún cambio tras su contundente derrota en Hong Kong
EFE
Al Gobierno chino le ha caído un verdadero jarro de agua fría con la aplastante victoria del movimiento prodemocrático en las elecciones locales de Hong Kong y deberá cambiar en algo sus políticas hacia la ciudad autónoma, si no quiere que las protestas continúen o incluso se acentúen.
Tanto Pekín como el Ejecutivo local -cuya jefa Carrie Lam ha quedado todavía más en el alero- prefirieron no postergar las elecciones tras la violencia que azotó la ciudad la última semana en la confianza de que esos disturbios llevasen a buena parte de los hongkoneses a expresar su rechazo a las protestas en las urnas.
Sin embargo, ha ocurrido justo lo contrario y el movimiento de protesta ha obtenido un respaldo popular histórico en unos comicios de distrito, jamás soñado por sus impulsores.
Los analistas consultados por Efe coinciden en que el resultado de las elecciones es un mensaje que el Gobierno chino no puede ignorar, a riesgo de soliviantar aún más los ánimos de los manifestantes más radicalizados, que en las últimas semanas han sembrado el caos en las calles de la antigua colonia británica.
«La abrumadora victoria prodemocrática envía un fuerte mensaje político, antes el Gobierno local y Pekín no podían atender las demandas para no ceder ante la violencia, pero ahora que la gente ha expresado pacíficamente su voto no les queda mucho margen», indica a Efe el profesor de Ciencia Política de la Universidad de China Ma Ngok.
Este experto opina que los partidarios de Pekín han pagado un alto precio por haber apoyado el proyecto de ley de extradición impulsado por el Gobierno local, que fue el detonante de las protestas el pasado junio.
«Lo que suceda a partir de ahora dependerá de Carrie Lam y de Pekín, si no aceptan ninguna de las demandas de los manifestantes, las protestas no cesarán y se tornarán aún más violentas», augura.
La creación de una comisión de investigación sobre la actuación de la Policía durante las marchas -una de las principales demandas de los manifestantes- podría ser una de las menos complicadas de atender para Pekín.
El propio responsable de la Oficina para Asuntos de Hong Kong y Macao del Gobierno chino, Zhang Xiaoming, dejó abierta recientemente la posibilidad de poner en marcha esa comisión una vez que el orden en la ciudad se restaurase.
Otra de las peticiones que podría acabar atendiéndose sería la de la dimisión de Lam, que llevan meses exigiendo los manifestantes, y cuya popularidad ha caído en picado desde que impulsó el proyecto de ley de extradición que desencadenó las protestas el pasado junio.
«La gente vio las elecciones como un referéndum sobre la actuación de Lam y de la Policía, y responsabilizó a ambos de la escalada de la violencia en lugar de a los manifestantes», dice a Efe Ivan Chi-keung Choy, profesor de Administración Pública de la Universidad China de Hong Kong.
Aunque el Ministerio de Exteriores chino reiteró este lunes su apoyo a Lam, su figura -considerablemente tocada desde hace tiempo- ha salido muy mal parada de estas elecciones, en las que los candidatos prochinos se han quedado con menos del 15 por ciento de los concejales en disputa, algo inédito en la ciudad.
Con todo, la derrota del oficialismo y la victoria del movimiento prodemocrático ha sido mucho mayor en escaños que en número de votos. Por los primeros votaron 1.206.645 ciudadanos, un 41 por ciento, y por los segundos 1.673.834, un 57 por ciento.
Los opositores han conseguido prácticamente el mismo porcentaje de apoyo que lograron en las últimas elecciones legislativas de 2016, cuando se alzaron con un 58 por ciento de los votos.
«Pekín tiene que hacer un gesto, la continuación de las protestas depende de la respuesta del Gobierno de Hong Kong y del de China», recalca Choy.
Fuentes de la dirección del Frente Civil de Derechos Humanos -la organización que ha convocado las mayores manifestaciones de la ciudad desde junio- indicaron este lunes a Efe que resolver pacíficamente el problema de los jóvenes que se encuentran todavía encerrados en la Universidad Politécnica de Hong Kong sería un gesto en la buena dirección.
Igualmente consideraron que la puesta en marcha de la comisión de investigación sobre la llamada «brutalidad policial», aunque no apagará el movimiento, cuya motivación es más profunda, sí reduciría mucho la tensión.
El flamante triunfo electoral permitirá también al activismo prodemocrático desempeñar un mayor papel en la conformación del Gobierno local en el futuro.
Con su aplastante mayoría en los Consejos de Distrito controlarán 117 de los votos del comité de 1.200 personas que elige al jefe del Ejecutivo de Hong Kong, integrado además por representantes de grupos económicos, sociales y laborales.