Paul Schraeder empuja las fronteras del cine policiaco en «Dog Eat Dog»
EFE
Desaforado y frenético, el «thriller» del director estadounidense Paul Schraeder «Dog Eat Dog» da una vuelta de tuerca al género, con Nicolas Cage y Willem Dafoe en la piel de dos criminales sanguinarios destinados a fracasar.
Ubicado en Cleveland, el filme recoge la historia de tres exconvictos, Troy (Cage), Mad Dog (Dafoe) y Diesel (Christopher Matthew Cook), que vuelven a sus fechorías después de salir de un largo período entre rejas.
Tan desalmados como torpes, el mafioso El Greco (interpretado por el propio Schraeder) les ofrece la oportunidad de dar el golpe de sus vidas, secuestrando a un bebé por el que pedirán un rescate.
Cuesta poco imaginar que todo acabará saliendo mal y que los tres se verán abocados a un negro destino.
«El filme que quería hacer fue cambiando según avanzábamos. Empezó siendo convencional, pero me di cuenta de que si pretendía una película policiaca para veinteañeros tenía que ir más y más lejos, e intentar resolver qué aspecto debe tener un ‘thriller’ tras Scorsese, Tarantino o Guy Ritchie», explica en una entrevista a Efe Schraeder.
La consigna que el director dio a todo su equipo fue que intentasen ser lo más libres y lo más osados posible, algo que incide en la narración anárquica y en la multitud de experimentos visuales y sonoros que contiene la cinta.
«Junté a un equipo joven y les dije: ‘No tenemos dinero para hacer una película de estudio, y esa es la mala noticia. La buena es que tengo poder sobre el montaje final y podemos hacer la jodida película que queramos. Así que sed atrevidos, sed escandalosos'», recuerda el autor de «American Gigolo» y guionista de «Taxi driver».
Por eso, parte de la emoción de hacer la película fue precisamente esa «irresponsabilidad» que planeaba en el ambiente, lo que consiguió que «por ejemplo, puedas poner un efecto sonoro que hace ‘boiiing’. ¡No hay muchas películas en las que puedas poner un ‘boiiing’!», ríe.
La película se abre sin concesiones al espectador: Mad Dog («Perro loco»), más demente todavía de lo que su apodo ya indica, asesina salvajemente a su pareja y a su hija tras haber consumido todo tipo de drogas.
Más allá de la incorrección política, «Dog Eat Dog» plantea dónde queda la frontera de la transgresión en una sociedad que ya apenas conserva capacidad para escandalizarse.
«Cada vez se hace más difícil transgredir, ese listón se está llevando más y más lejos», reconoce Schraeder, quien no oculta que para llegar a los jóvenes -que son quienes más están apreciando la película en sus primeras proyecciones en Estados Unidos- hay que replantearse la forma de hacer cine.
«Estoy intentado hacer una película para este tiempo, no para los noventa o los setenta. La forma en que nuestros cerebros han sido reconfigurados por el multimedia y la falta de un sentido de qué es la normalidad» marcan esta época, a juicio del realizador.
La cinta adapta la novela homónima del estadounidense Edward Bunker -idolatrado por Quentin Tarantino hasta el punto de que lo hizo aparecer en «Reservoir Dogs»-, quien antes de centrarse en su carrera como escritor y guionista fue un criminal que pasó en repetidas ocasiones por la cárcel, como los protagonistas.
Aunque Nicolas Cage, implicado desde el comienzo en el proyecto, iba a encarnar a Mad Dog, finalmente pidió interpretar al menos desatado Troy, por lo que fue tarea de Dafoe darle la réplica.
Schraeder solo encuentra palabras de elogio para ambos: «Nick es un actor muy preparado y la persona más responsable que puedas imaginar, siempre se puede confiar en él. Una de las cosas buenas de Willem es que pudimos empujarle un poco, porque él lo sigue todo tanto al pie de la letra que no le gusta cambiar nada».
En la cartera de proyectos del realizador estadounidense figura ahora una película que rodará con Ethan Hawke en la primera mitad del año que viene, una cinta que será «completamente distinta» a la que acaba de presentar en la Quincena de Realizadores de Cannes.
«Es una película muy tranquila, introspectiva. Espero que podamos hacerla en primavera, cuando Ethan esté libre», explica.