Paradisiaco archipiélago brasileño permitirá turistas curados de COVID-19 - 800Noticias
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EFE

El paradisíaco archipiélago de Fernando de Noronha, el mayor de Brasil y una de las pocas zonas del país libre de contagios por el nuevo coronavirus, permitirá desde este martes el acceso a las 21 islas de turistas con comprobación clínica de su cura después de haber dado positivo para COVID-19.

La autorización para los turistas curados será el primer paso para la reactivación del turismo en Fernando de Noronha, principal fuente de ingresos del archipiélago de poco más de 3.000 habitantes, anunció el Gobierno del estado de Pernambuco (nordeste), que administra territorialmente la principal región insular del país.

Las presentación durante el desembarque en las islas del examen RT-PCR positivo realizado con más de veinte días o de la prueba sorológica (IgG) positiva, que indica la presencia de anticuerpos contra a COVID-19, funcionará como un «pasaporte inmunológico» para los turistas señaló a EFE una fuente del Gobierno local.

La medida es exclusiva para los turistas que ya contrajeron el virus y no se aplica para los que estén libres del mismo, aunque tengan un resultado negativo de pruebas clínicas recientes.

Con la cura clínica hasta ahora de 94 personas, ningún caso grave y cero muertes por COVID-19, Fernando de Noronha erradicó desde junio la presencia del patógeno, que en el país se acerca a los 3,9 millones de casos confirmados y a las 121.000 muertes.

Las autoridades locales confirmaron también la realización de la 32ª Regata Internacional Recife-Fernando de Noronha «Refeno 2020» para el 10 de octubre, con 300 millas náuticas (unos 560 kilómetros) entre la capital regional y el archipiélago.

La competición de vela es una de las más tradicionales de Suramérica y en 2004 estableció un récord de participantes con 140 embarcaciones de diferentes países.

Fernando de Noronha, igualmente, avanza en su plan de eficiencia energética que pretende a partir de 2023 prohibir el ingreso a la islas de vehículos automotores movidos por combustibles fósiles y en 2030 la circulación de los que aún permanezcan en el archipiélago y deberán ser sustituidos por una flota de carros eléctricos.

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