Papa Francisco canonizó a 7 nuevos santos durante ceremonia en el Vaticano
AFP
El papa Francisco canonizó este domingo a siete nuevos santos, entre ellos al cura Salomón Leclercq, hermano de la congregación La Salle, que concedió un milagro de curación a una venezolana: María Alejandra Hernández D’agnese. El caso de la hoy adolescente que a los 5 años de edad (6 de septiembre de 2007) estuvo entre la vida y la muerte por la mordida de una serpiente venenosa tigra mariposa en una zona rural de El Hatillo, estado Miranda.
Mientras la niña estaba hospitalizada , en la iglesia de Sabaneta, las hermanas, los niños y personas del lugar, se pusieron a rezar delante de la estatua del Beato Hermano Salomón, muy conocido y venerado en la localidad. Inesperadamente la evolución cambió hacia mejor, los valores médicos retornaron a la normalidad y no fue necesaria la amputación de la pierna, hasta tal punto que la niña el día 11 de septiembre fue dada de alta del hospital completamente sana. Los controles clínicos sucesivos han demostrado condiciones físicas normales y ausencia de consecuencias con completa integridad anatómico-funcional de la extremidad inferior.
Durante una ceremonia celebrada en el Vaticano, el Papa también canonizó al «cura gaucho» de Argentina, un pastor que vestía un poncho, bebía mate y se dirigía en su mula Malacara a las periferias de la sociedad para predicar ante los pobres.
El pontífice declaró santo a José Gabriel del Rosario Brochero junto con otras seis personas en una de las últimas misas grandes de su Año de la Misericordia.
Nacido en 1849 en la provincia de Córdoba, Brochero fue uno de los católicos más famosos en la Argentina donde Francisco pasó su juventud. Falleció en 1914 tras vivir con lepra durante años, que se dice le contagió uno de sus feligreses.
Francisco, el primer papa argentino y latinoamericano de la historia, acercó a Brochero a la santidad poco después de haber sido elegido pontífice en 2013. Este mismo año, Brochero fue beatificado, luego que el papa Benedicto XVI aprobara un milagro atribuido a su intercesión. Este año, Francisco dio luz verde a su santidad y el domingo lo canonizó junto con los otros seis religiosos.
Durante la etapa de la beatificación de Brochero, Francisco escribió una carta a los obispos de Argentina en la que elogiaba a Brochero por haber tenido el «olor de sus ovejas». Esa es una frase que Francisco ha usado frecuentemente para describir a su pastor ideal: uno que acompañe a su rebaño y que camine con ellos en las buenas y en las malas.
«Él nunca se quedó en la oficina de la parroquia. Él se subía a su mula e iba a buscar gente como lo hacen los sacerdotes en las calles, incluso contraer lepra», escribió Francisco.
Uno de los paralelos que tienen ambos argentinos es la espiritualidad profundamente arraigada a los ejercicios espirituales jesuitas que son tan apreciados por Francisco. Siguiendo el ejemplo de Brochero, que dirigía a sus feligreses en las prácticas espirituales de san Ignacio de Loyola, el papa hace lo mismo, llevando a todo el liderazgo del Vaticano a un retiro anual fuera de Roma.
«Si hay una figura religiosa en la historia de Argentina que ejemplifica mejor la idea de sacerdote que tiene el papa Franciscos, es ‘el cura’ Brochero», dijo Austen Ivereigh, autora de la biografía de Francisco «El gran reformador». «Él vivió de manera sencilla y para otros, en comunión con los gauchos y los pobres».