Panorama electoral colombiano se agita con la paz y corrupción como trasfondo
EFE
Cuando falta un año y medio para que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, deje el cargo, el ambiente político del país se agita de cara a las elecciones legislativas y presidenciales de 2018 con el debate sobre el futuro de la paz y la corrupción como trasfondo.
En el partido para suceder a Santos hay ya una amplia baraja de candidatos de todas las tendencias y otros que esperan engrosar esa lista en las próximas semanas cuando se espera que renuncien a sus cargos en el Gobierno para no quedar inhabilitados para la elección popular.
Encabeza las aspiraciones el vicepresidente colombiano, Germán Vargas Lleras, de quien se da por descontado que próximamente dejará el cargo para tratar de llegar a la Casa de Nariño a nombre del partido Cambio Radical.
Vargas Lleras ha recorrido el país de la mano del Gobierno que le ha dado una chequera gorda para manejar las grandes obras de infraestructura y los programas de vivienda que benefician a los más desfavorecidos a quienes a diario entrega casas en pueblos y ciudades.
El vicepresidente, que según coinciden analistas políticos, es el rival a vencer por el resto de aspirantes, prácticamente se ha mantenido al margen del proceso de paz con la guerrilla de las FARC y es una incógnita el manejo que le dará en campaña al tema, que divide profundamente a la sociedad colombiana.
El propio Gobierno, así como los premios Nobel de Paz reunidos en Bogotá hace pocas semanas, pidieron a los precandidatos presidenciales que el respeto del acuerdo de paz esté por encima de cualquier ambición política, por lo cual hay quienes ven con buenos ojos una posible candidatura del jefe negociador con las FARC, el liberal Humberto de la Calle.
Por ahora, De la Calle está deshojando la margarita y ha dado señales de que podría ser candidato, como cuando propuso en una entrevista con el diario El Tiempo una coalición en torno a la paz que sea capaz de derrotar en primera vuelta a la derecha.
Sin embargo, dentro de su partido hay otros políticos con ambiciones presidenciales como el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo; el senador Juan Manuel Galán, y Simón Gaviria, delfín del expresidente César Gaviria.
Una coalición como la propuesta por De la Calle debería incluir el Partido de La U, del presidente Santos, pero sus capitanes ya indicaron que quieren tener su propio candidato, para lo cual se barajan los nombres del senador Roy Barreras y del embajador en Estados Unidos, Juan Carlos Pinzón, de arraigo en un sector conservador por su tarea como ministro de Defensa.
El uribismo, que en las elecciones de 2014 y en el plebiscito de la paz mostró que tiene a su favor la mitad del electorado por su discurso crítico al acuerdo, tiene como cartas a Óscar Iván Zuluaga, rival de Santos en los pasados comicios, a Carlos Holmes Trujillo, y al senador Iván Duque, revelación del partido Centro Democrático.
Cercana ideológicamente al uribismo está Marta Lucía Ramírez, del Partido Conservador, que en las elecciones de 2014 obtuvo cerca de dos millones de votos y siempre está en lo que en el país suelen llamar el “sonajero presidencial”.
Izquierda a la baja
Por el lado de la izquierda hay entusiasmo por el cambio que puede traer a la política nacional el acuerdo de paz con las FARC, pero al mismo tiempo llega atomizada por la proliferación de partidos y tendencias dentro de estos.
Uno de los primeros en confirmar su aspiración fue Jorge Robledo, senador del Polo Democrático Alternativo (PDA) que se caracteriza por su combate frontal a la corrupción, otro tema que debe marcar la pauta en el debate que se avecina por el impacto que ha tenido en el país el escándalo de los sobornos pagados por la constructora brasileña Odebrecht.
Robledo, sin embargo, no logra unir a su propio partido y también tendría que repartirse el electorado con figuras como la ministra de Trabajo, Clara López, que está por decidir si se postula o no.
Como ellos, está en el abanico el exalcalde bogotano Gustavo Petro, del movimiento Progresistas, quien pese a tener un alto índice de rechazo por sus posturas radicales, también cuenta con fuerza en los estratos menos favorecidos de la población.
De la izquierda procede también la senadora Claudia López, de la Alianza Verde, que ya empezó a mover fichas para su candidatura.
Otro nombre a tener en cuenta es el del exgobernador del departamento de Antioquia y exalcalde de Medellín Sergio Fajardo, que todavía no se sabe por qué partido se inscribiría aunque en los mentideros políticos se dice que podría hacerlo por los verdes.
Está por verse sin embargo el impacto que la entrada de las FARC en la política tendrá en el proceso electoral que se avecina, y si acabará sumando votos a alguno de los candidatos que harán de la paz su bandera.