Panamá | Juicio al expresidente Martinelli por espionaje avanza a paso muy lento - 800Noticias
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EFE

El inédito juicio por presunto espionaje político y peculado a Ricardo Martinelli (2009-2014), el primer expresidente panameño en sentarse en el banquillo, avanza a paso lento y no parece que vaya a acabarse pronto, pese a que en un principio los expertos dijeron que duraría solo un par de meses.

Desde que arrancó el pasado 12 de marzo, el juicio ha entrado varias veces en receso, principalmente por los problemas de salud del exgobernante y por varios recursos interpuestos por su defensa, y solo han podido comparecer cinco de los más de cien testigos que están citados. El primero estuvo casi un mes declarando.

«No hay antecedentes de un caso como este y el propio sistema se está poniendo a prueba. Los delitos que se están juzgando son muy complejos técnicamente», dijo a Efe el expresidente del Colegio Nacional de Abogados de Panamá Juan Carlos Araúz.

«Lo que se debe garantizar es que las partes tengan las mismas oportunidades para intervenir y que nadie se sienta en desventaja. No hay un límite de tiempo», agregó el especialista, que no se atrevió a predecir cuándo acabará el juicio porque su duración dependerá de la extensión del resto de interrogatorios.

Martinelli, en prisión preventiva y para quien la Fiscalía pide 21 años de cárcel, es acusado de espiar a decenas de opositores durante su mandato con un costoso equipo adquirido con dinero público.

El empresario multimillonario, que tiene otra decena de causas pendientes por corrupción y huyó de Panamá en enero de 2015, cuando la justicia le abrió el primero de los procesos, defiende que es víctima de una persecución política orquestada por su sucesor y antiguo vicepresidente, Juan Carlos Varela.

«Martinelli está fuerte y esperanzado porque está quedando claro que las investigaciones fueron manipuladas», afirmó a Efe su abogado, Carlos Carillo, para quien el principal perjudicado de la extensión del juicio es el propio Martinelli porque «sigue detenido».

No piensa lo mismo Mitchell Doens, exdirigente del opositor Partido Revolucionario Democrático (PRD) y víctima de las supuestas escuchas.

Según el político, Martinelli ha tratado «por todos los medios» de dilatar el proceso porque estaba esperando a ver si el candidato de su partido Cambio Democrático ganaba las elecciones presidenciales del pasado 5 de mayo, en las que finalmente se impuso por un estrecho margen Laurentizo Cortizo, del PRD.

«Cortizo ya ha dicho que va a respetar la separación de poderes. Usar el cargo de presidente para sacar rédito personal como hizo Martinelli es un crimen abominable. Al presidente Nixon le costó el cargo espiar a los demócratas», apuntó a Efe Doens.

El exmandatario, de 67 años, se encuentra detenido en una cárcel a orillas del Canal de Panamá desde el 11 de junio de 2018, cuando fue entregado a Panamá por Estados Unidos, donde estuvo otro año en prisión mientras batalla contra la extradición.

El caso de las escuchas lo abrió el Supremo en junio de 2015 porque Martinelli era entonces diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen) y, debido al fuero, el máximo tribunal era el único que podía investigarlo.

Pero el multimillonario empresario renunció al Parlacen apenas llegó extraditado a Panamá y su defensa consiguió en diciembre de 2018 que la causa pasara a un tribunal ordinario, lo que alargó el proceso.

Carrillo confirmó a Efe que pedirá la liberación del exgobernante el próximo 12 de junio, amparándose en el artículo 12 del Código Procesal Penal que establece que la prisión preventiva no puede durar más de un año.

El asunto, sin embargo, divide a los expertos y nadie se atreve a aventurar si Martinelli finalmente abandonará la cárcel.

En las próximas semanas desfilarán por los juzgados decenas de testigos, entre los que, según fuentes del caso, podría estar el propio Varela, que abandonará el poder el 1 de julio.

«La población está ansiosa por conocer la sentencia, pero los tiempos de la política no son los mismos que los tiempos judiciales y hay que tener paciencia», concluyó Araúz.

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