Palestino de 91 años entra en el Guinness por ejercer la abogacía durante 66 - 800Noticias
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EFE

El anciano palestino Fuad Shehadeh, de 91 años, ha pasado a la historia sobre las páginas del Guinness World Records por ser el abogado con más experiencia a sus espaldas con nada menos que 66 años y 187 días desde que comenzara su carrera en 1949 hasta el pasado mayo. Y aún está en activo.

«Estoy feliz de haber conseguido esta nominación», dice con orgullo a Efe y explica que ha logrado el reconocimiento gracias a los esfuerzos de sus colegas y familia, restando importancia a su vitalidad.

En el barrio de Masyun, uno de los más elegantes de Ramala, este particular letrado atesora décadas de experiencia y cientos de libros en las estanterías de una vivienda franqueada por palmeras y guardias de seguridad.

«Tuvimos que demostrar que nunca dejó de trabajar por un periodo largo de tiempo», explica su hijo Nadim, también abogado y que ayudó a documentar todos los casos en los que había participado año tras año para presentárselos a la comisión del conocido anteriormente como Libro Guinness de los Records.

Shehadeh se mueve por la mansión con dificultad, su oído se resiente y la vista dejó de acompañarle tras perder sus dos ojos, el primero en un accidente de tráfico en 1978 y el segundo hace una década por complicaciones médicas.

Pero ni la edad ni los achaques consiguen alejarle de la pasión por su trabajo, que se plasma en una trayectoria que corre paralela a la turbulenta historia de la región.

Después de recibir una formación internacional en la Escuela Anglicana de San Jorge, en Jerusalén, y en la Universidad Americana de Beirut, Shehadeh regresó a la ciudad santa para recibir su título de abogado en el Instituto de Leyes.

Corría entonces el año 1949, la Palestina histórica acababa de dejar de estar bajo el Mandato Británico y era escindida para alojar en buena parte de su territorio al recién nacido Estado de Israel (1948).

«Ha habido muchos cambios en la ley desde el pasado», recuerda quien ha presenciado desde el palco del Derecho la historia mundial reciente.

Sobre el sistema legislativo de Oriente Medio, Shehadeh dice que aquí «las normas han cambiado en el último siglo, empezando con las de los turcos, después de los británicos, del reino de Jordania, la ley israelí y finalmente con el desarrollo de una legislación palestina bajo la figura del actual presidente del Gobierno palestino, Mahmud Abás, lo que llamamos ‘la decisión de ley'», cuenta este profesional.

Su padre era un abogado de las cortes de las autoridades británicas que controlaron Palestina al fin del Imperio otomano y su hermano Aziz es cofundador de la firma A. F. & R. Shehadeh en la que ambos trabajan y emplean a quince personas, entre ellos, a dos de sus hijos, Nadim y Karim, y a su sobrino Raya.

Este último es un reconocido letrado, uno de los fundadores de la ONG de derechos humanos Al Haq y exasesor legal de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), puesto al que renunció durante las negociaciones de paz con Israel en Madrid en 1991.

Tanto en Ramala como en Ammán (Jordania) -donde Shehadeh vivió un tiempo para recuperarse del ataque contra el coche en el que viajaba por una carretera prohibida para los palestinos, en el que murió un amigo suyo- por sus manos han pasado casos vinculados al longevo conflicto entre palestinos e israelíes.

«Me he especializado como abogado en temas mercantiles y derechos sobre la tierra», relata.

Y rememora uno de los procesos más conocidos en los que se vio envuelto su bufete, que protestó la resolución del recién creado Gobierno israelí allá en 1948 de congelar todo el dinero árabe de dos bancos que habían operado en la zona hasta ese momento.

«La decisión no era legal por lo que presentamos el asunto ante el Tribunal Supremo para desvincular las limitaciones del dinero árabe que había sido inmovilizado en dichas entidades. Ganamos el caso y la decisión aún está archivada en sus expedientes», afirma.

Por el momento, Shehadeh no tiene ninguna intención de retirarse y, a pesar de su edad, rehuye de ser un jubilado.

Al contrario, con un espíritu más ambicioso que el de muchos recién licenciados y centrado en el futuro de su carrera, espera que el título que recibió este año le pueda «promover a nivel personal y profesional».

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