PALABRA DE DIOS | Evangelio de este viernes 5 de julio
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Primera lectura
Lectura de la profecía de Amós (8,4-6.9-12):
Escuchad esto, los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?» Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Aquel día –oráculo del Señor– haré ponerse el sol a mediodía, y en pleno día oscureceré la tierra. Cambiaré vuestras fiestas en luto, vuestros cantos en elegía; vestirá de saco toda cintura, quedará calva toda cabeza. Y habrá un llanto como por el hijo único, y será el final como día amargo. Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que enviaré hambre a la tierra: no hambre de pan ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor. Irán vacilantes de oriente a occidente, de norte a sur; vagarán buscando la palabra del Señor, y no la encontrarán.
Salmo Responsorial
Sal 118
R/. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
Dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.
R/. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos.
R/. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
Mi alma se consume, deseando
continuamente tus mandamientos.
R/. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.
R/. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
Mira cómo ansío tus decretos:
dame vida con tu justicia.
R/. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.
R/. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13):
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «misericordia quiero y no sacrificios»: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
Palabra del Señor