Osteonecrosis, enfermedad que suele requerir cirugía - 800Noticias
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Agencias

Aunque a veces podamos pensar que los huesos son algo inerte e inmutable, lo cierto es que son tejido vivo que, como el resto de nuestro organismo, es susceptible a enfermedades.

¿Qué es y por qué sucede?

Tal y como señala la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, la osteonecrosis es una condición que se produce cuando una parte de un hueso no recibe suficiente flujo de sangre y se muere. Sin tratamiento, esto produce el deterioro de la articulación a la que pertenezca el hueso y por tanto a una artritis grave.

A menudo, es el resultado de una enfermedad o un traumatismo grave que afecta al riego sanguíneo del hueso, aunque a veces se presenta de forma idiopática (sin causa conocida).

Algunos de los posibles desencadenantes incluyen el uso de esteroides intravenosos u orales, el consumo excesivo de alcohol, la anemia drepanocítica, la dislocación de fracturas alrededor de la articulación, los trastornos de coagulación, el VIH o los medicamentos empleados para combatirlo, la radioterapia, la quimioterapia, la enfermedad de Gaucher (que produce la acumulación de sustancias dañinas en ciertos órganos y en los huesos), el lupus eritematoso sistémico (enfermedad autoinmune), la enfermedad de Legg-Calvé-Perthes y la enfermedad por descompresión en buceadores de profundidad.

¿Cuáles son los síntomas?

La osteonecrosis puede resultar bastante insidiosa, ya que es común que en las primeras etapas curse sin síntomas. A continuación, no obstante, pueden ir presentándose signos como:

Dolor en la articulación que empieza gradualmente, hasta terminar tornándose muy fuerte, y presentándose incluso en reposo.

Limitación del rango de movimiento.

Empeoramiento de los síntomas de la artritis.

Junto a este cuadro, puede ser necesario practicar una exploración física, radiografías, resonancias magnéticas, gammagrafías óseas o tomografías computarizadas para diagnosticar correctamente el trastorno.

¿Cómo se trata?

En buena parte, el tratamiento debe enfocarse en tratar la afección subyacente y en retrasar la progresión de la enfermedad, limitando el movimiento de la articulación y usando analgésicos. Con todo, suele ser necesario practicar una cirugía.

Concretamente, las opciones son el injerto óseo, el injerto óseo vascularizado (junto con su riego sanguíneo), la extirpación de parte del interior del hueso (lo que estimula la formación de nuevos vasos sanguíneos), la osteotomía (cambiar la orientación del hueso) o incluso el remplazo total de la articulación.

 

Por 20minutos

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