Ortega acusa a Embajada de EEUU de «alentar por debajo» crisis en Nicaragua - 800Noticias
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EFE

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, acusó este lunes a la Embajada de Estados Unidos en Managua de alentar «por debajo» las protestas en su contra en el marco de la crisis sociopolítica que vive el país desde hace más de 17 meses y que ha dejado cientos de muertos y decenas de miles en el exilio.

En un discurso en ocasión del 40 aniversario de la Policía Nacional, el mandatario aseguró que en una ocasión funcionarios de la embajada estadounidense le reclamaron porque unos «terroristas», a como tilda a los que se manifiestan en su contra, «asaltaron» un vehículo de esa delegación diplomática en Managua en medio de las protestas callejeras.

«Los de la embajada norteamericana, que por un lado alentaban por debajo, le echaban leña al fuego, pero por otro, cuando estos terroristas también lo asaltaban a ellos, le capturaban sus vehículos con sus placas diplomáticas, y les quitaron sus armas, nos decían que para qué estaba la Policía» de Nicaragua, sostuvo.

El mandatario también señaló a «algunos representantes de la Iglesia católica» nicaragüense de haber echado «leña al fuego» a la crisis nicaragüense, aunque no ofreció nombres.

«No mostraron amor al prójimo y se iban con ellos (defensores de derechos humanos) a los tranques (bloqueos en las vías) a decirle que se mantuvieran, que la cosa estaba bien, decían que la Policía estaba derrotada y que iban por los cuarteles de la Policía y luego por los cuarteles del Ejército. Una locura completa», relató.

Según Ortega, al inicio de la crisis, que estalló el 18 de abril de 2018, dio la orden a la Policía de acuartelarse y sus opositores creyeron que se habían rendido.

Recordó que el primer diálogo nacional, cuyos testigos y mediadores fueron los obispos de la Conferencia Episcopal, la delegación del Gobierno abogó por desmontar los bloqueos de las vías, pero los miembros de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que era su contraparte, se opusieron.

«Ellos (oposición) decían: ya, está gente va de viaje. Ya tiene listo el avión (para huir), decían. No entendían que estábamos agotando todos los recursos», contó.

Sostuvo que en ese diálogo, que duró menos de dos meses, se aprobó la creación de un comisión con expertos en derechos humanos para que persuadieran a sus opositores a levantar los bloqueos en las vías y que el Estado daría garantía que no iban a ser detenidos ni juzgados.

«Agotamos todos los recursos y cumpliendo con lo que manda la Constitución, la Policía tenía que salir de sus cuarteles a restaurar el orden y desmontar los tranques», explicó.

El desmantelamiento de tranques y barricadas, que la oposición denominó «Operación Limpieza», consistió en derribar los bloqueos de las vías con palas mecánicas, camiones y trabajadores del Estado, bajo el resguardo de policías y civiles encapuchados armados, que se movilizaban a bordo de camionetas todo terreno y fuertemente armados.

Para Ortega, el estallido social que comenzó por unas impopulares reformas a la seguridad social, se trató de un «intento del somocismo» -en alusión a la dictadura de los Somoza (1937-1979)-, de hacerse nuevamente con el poder.

Ortega acusó además a los empresarios que han «acumulado riqueza desde la época del somocismo y ostentaron el poder entre 1990 y 2006» de haber «alentado» esas protestas, porque «pensaron que era la hora de tomar nuevamente el poder».

«Se juntaron todos los demonios. Todos los demonios se juntaron», remarcó.

El jefe de la Policía Nacional, Francisco Díaz, quien es consuegro con Ortega, dijo en el acto que no permitirán un nuevo intento de «golpe de Estado».

Nicaragua sufre una grave crisis sociopolítica que ha dejado 328 muertos desde abril de 2018, de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, aunque algunos grupos elevan a 595 el número de las víctimas mortales, mientras que el Ejecutivo solo reconoce 200 y denuncia un intento de golpe de Estado

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