OPS| «En esta fase de la pandemia hay que apostarle a la ciudadanía»
EFE
Luego de más de cinco meses de pandemia y de restricciones a la población para frenar la velocidad de propagación de la COVID-19, las Américas están entrando «en fases en las que hay que apostarle a la ciudadanía», a su responsabilidad y aportes para campear el largo camino que falta, afirmó el representante de la OPS en Panamá, el doctor Gerardo Alfaro.
Las Américas, que representa cerca del 13 % de la población mundial total, acopia el 54 % de los contagios y de las defunciones globales por la COVID-19, cuando ya se han reportado en el mundo más de 20 millones de casos, incluidas más de 735.000 muertes, indica la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Las cifras son «dinámicas», y mientras algunos países del continente «están detectando más casos que otros, otros están publicando unas cifras que son excesivamente bajas y eso tiene que llamarnos la atención para poder calibrar la cooperación técnica», dijo Alfaro en una entrevista con EFE.
La confiabilidad de los datos «varía de un país a otro, pero lo importante es no insinuar un ranking entre países, porque cada uno tiene su propia realidad», destacó el representante de la OPS, un especialista en Medicina Familiar y Comunitaria con maestría en Gestión Sanitaria.
LA HORA DE LOS CIUDADANOS
La estrategia de restricciones a la población en general para ralentizar la propagación de la enfermedad que causa el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que han conllevado al cierre de las actividades económicas, «fueron en un principio efectivas, pero a cinco o más meses (de pandemia) tiene que ser revaluadas».
«Y en estas fases en que estamos entrando hay que apostarle a ciudadanía. No es con medidas restrictivas que vamos a poder sostener unos servicios de salud más o menos holgados que puedan responder. Todos nuestros países están ya muy cerca de entrar en estado crítico», alertó Alfaro.
La inevitable apertura económica, reconoció Alfaro, «va asociada a nuevos focos de contagio», por lo que se necesita mantener campañas informativas, como ya las hay en muchos países, que le digan a la gente cómo cuidarse porque «todavía muchas personas no lo saben».
Esto va «desde el uso de la mascarilla, que ha demostrado ser efectiva, el distanciamiento físico, esos dos metros es lo que he visto que más se le olvida a la gente, hasta el lavado de manos».
Alfaro exhortó a que los países a que apuesten a la estrategia de las «burbujas familiares»: familias que «salgan juntas y se desplacen» siguiendo todas las medidas de bioseguridad.
Esto va a contribuir no solo a reducir el estrés de las personas sino también a reactivar microeconomías, por ejemplo en las zonas rurales y de playa, que suelen ser los destinos preferidos para el esparcimiento y lugares a los que «aquellos afortunados que no han perdido su empleo» podría acudir, explicó Alfaro.
Una forma de participación ciudadana para enfrentar la pandemia es que se activen los sectores académicos, que «están un poco apagados», señaló Alfaro.
«Necesitamos estudiantes de las Ciencias Sociales ayudando a construir modelos de monitoreo y evaluación del componente social, estudiantes de Economía ayudando a hacer predicciones, innovando con propuestas que permitan proteger los empleos», destacó.
NUEVOS FOCOS DE ATENCIÓN Y DE ABORDAJE
Alfaro indicó que cuando ya la región se aproxima a medio año de pandemia es momento de «ir moviendo el foco de atención desde los hospitales, la UCI y el número de defunciones, hacia otros enfoques que consideramos desde la OPS muy importantes».
Uno de ellos es el abordaje «desde los servicios de salud, desde las políticas saludables y desde la promoción de la salud» de dolencias crónicas como la diabetes, la hipertensión, cardiopatías y la obesidad, que aparecen como las comorbilidades en casos graves o de muerte por la COVID-19.
«Hay que reforzar la atención de las personas con enfermedades crónicas. No podemos cerrar la consulta externa, tenemos que tener cobertura total, identificar a las personas, estar seguros de que reciben su tratamiento», dijo.
Comentó que los indicadores epidemiológicos que se han utilizado «van perdiendo sensibilidad y utilidad en el tiempo» y puso el caso del RT o tasa de transmisión: «el que ya esté cerca de 1 digamos que no es tan sensible, hay que desagregarlo subnacionalmente y ver cuáles son las comunidades que están sostenidamente incrementando el número de casos para poder focalizar acciones».
Alfaro alertó además sobre lo que llamó una «rutina endémica» de la pandemia o cuando «empezamos a percibir como normal el que cada día se reporten 800 o más casos nuevos de la COVID-19, o que cada día se reporten 25 o más muertes», algo que tildó de «tremendamente peligroso porque empezamos a perder la capacidad de análisis, de autoevaluación y de autocrítica».
«Tiene que dejarnos aprendizaje todo esto que estamos sufriendo con la pandemia y que todavía falta. Nosotros nos estamos ajustando nuestro plan de cooperación para los próximos 12 meses, porque aunque tenemos buenas noticias en términos de vacunas, de aquí a que nuestros países tengan al menos un 70 % de su población vacunada y protegida pasarán 10 o 12 meses».