#OPINIÓN | San 16.670, el caballero de la Inmaculada
María García de Fleury
En tiempos en que Rusia ocupaba a Polonia, nació San Maximiliano María Kolbe en 1894, en medio de la convulsión político-militar, a los 24 años se ordenó sacerdote. Era un gran devoto de la Inmaculada Concepción. Estaba convencido de que en la Iglesia se debía ser militante activo, en colaboración con la gracia de Dios para que la fe pudiera avanzar.
Fundó un movimiento llamado «La milicia de la Inmaculada», cuyos miembros se consagrarían a la Virgen María para luchar mediante todos los medios moralmente válidos por la construcción del reino de Dios en todo el mundo. El movimiento tendría una visión global de la vida católica, bajo una nueva forma, la unión con la Inmaculada.
Era un verdadero apóstol moderno. En 1922 inició la publicación de la revista mensual «Caballero de la Inmaculada», que estaba orientada a promover el conocimiento, el amor y el servicio a la virgen María, en la tarea de convertir almas para Cristo. En quince años ya tenía un millón de ejemplares.
En 1929 fundó la primera ciudad de la Inmaculada, en un convento franciscano, a 40km de Varsovia. Era una ciudad consagrada a la virgen y, en palabras de Maximiliano, dedicada a conquistar a todo el mundo, a todas las almas para Cristo, para la Inmaculada. Usando todos los medios lícitos, todos los descubrimientos tecnológicos, especialmente en el ámbito de las comunicaciones.
Allí instaló una emisora de radio relacionada con la milicia de la Inmaculada, con un equipo prestado por la nueva polaca. Allí estuvo transmitiendo hasta que Polonia fue invadida en 1939, por las tropas nazzi.
Pasó cinco años en Japón donde fundó una nueva ciudad de la Inmaculada y una revista en japonés llamada «El caballero de la Inmaculada».
Regresó a Polonia, y en plena Guerra Mundial, fue apresado. Lo enviaron a Auschwitz donde le dieron el número 16.670. A pesar del trato inhumano, siempre ayudaba a los demás buscando que mantuvieran la dignidad personal en el campo de concentración.
Una noche un prisionero se escapó y en represalia, un comandante del campo decidió escoger a diez prisioneros al azar para ser ejecutados. Entre ellos escogieron un sargento polaco quien gritó: ¡Tengo esposa, tengo hijos! Maximiliano dio un paso al frente y dijo: «¡Soy soltero. Me cambio por él!». Y el soldado aceptó.
Fue condenado a morir de hambre junto con los otros nueve prisioneros. Diez días después, al encontrarlo todavía vivo, cantando y alabando a Dios, los nazzi le administraron una inyección letal. Era un 14 de agosto de 1941. Maximiliano, San 16.670, tenía 47 años.
Maximiliano fue canonizado por Juan Pablo II. El preso 16.670, el primer sacerdote canonizado después de la guerra, hoy lo conocemos como San Maximiliano María Kolbe, el franciscano convencido de que los católicos debemos ser militantes activos, en colaboración con la gracia de Dios para poder llevarle la fe a otros. Conocido como «El caballero de la Inmaculada», el hombre que ofreció su vida para salvar a otros porque sabía que con Dios, ¡siempre ganamos!