OPINIÓN | Pandemia, crisis económica e inestabilidad política
Redacción 800 Noticias
La actual crisis económica mundial, consecuencia del Coronavirus, ha sido equiparada, por algunos economistas, con el Crack de la Bolsa de Nueva York de 1929 y la Gran Depresión de los años treinta. Creo que es una exageración. El origen de la pandemia es diferente, su duración será menor y sus consecuencias políticas, sociales y económicas tendrán un menor alcance. La exagerada confianza en la economía de los Estados Unidos, durante los años veinte, condujo a que capitales provenientes de todas partes del mundo compraran acciones de empresas norteamericanas transformando a la bolsa de Nueva York en el centro de la economía mundial. Esa compra creció hasta finales de 1929.
La sobrevaluación de las acciones dio paso a una creciente especulación financiera que produjo ingentes beneficios para los compradores. Se obtenían créditos bancarios para comprar en la bolsa y los beneficios permitían fácilmente el pago de los intereses. Un esplendor económico sostenido en el desarrollo industrial se transformó en una prosperidad generada exclusivamente por la especulación. Tan inmanejable situación bursátil y la percepción de la sociedad norteamericana de que su prosperidad no tendría fin, condujeron al Crack de la bolsa de Nueva York.
El impacto de esa crisis financiera fue inmenso. En 1932, el 25 % de la fuerza laboral norteamericana estaba sin empleo y nueve mil bancos habían quebrado. Tan grave crisis produjo la Gran Depresión, la cual se extendió por todo el mundo y fue similar a la de los Estados Unidos: desplome de las cotizaciones de las Bolsas, caída de los precios, en particular los agrícolas, reducción de los créditos y de las inversiones, paralización de la producción industrial y crecimiento del desempleo. Los esfuerzos realizados por el presidente Herbert Hoover para enfrentarla, reacio a cualquier intervención del Estado, no aportan solución alguna. La depresión se agravó aún más y el pesimismo sobre el futuro cundió en toda la sociedad. La confianza de la mayoría de los estadounidenses en el Partido Republicano, en su presidente y en el tradicional liderazgo empresarial disminuyó aceleradamente. En las elecciones de noviembre de ese año, los votantes dieron una amplia victoria al demócrata Franklin Delano Roosevelt, adalid del New Deal, una política intervencionista, influida por el pensamiento de John Maynard Keynes, que buscaba enfrentar la Gran Depresión mediante el estímulo de la demanda y la creación de un Estado de Bienestar.
En Europa, la crisis económica tuvo traumáticas consecuencias políticas al favorecer el fortalecimiento de los partidos Nacional Socialistas. En Alemania, la Gran Depresión y las sanciones impuestas por el Tratado de Versalles debilitaron gravemente la estabilidad de la República de Weimar. En 1932, el mariscal Von Hindenburg nombró a Adolfo Hitler canciller y en 1934, a su muerte, Hitler asumió como jefe de Estado. El incendio del parlamento le permitió concentrar todo el poder en su persona hasta conducir a Alemania y al mundo a la Segunda Guerra Mundial. Inglaterra, a pesar de una sensible baja de las exportaciones y un grave aumento del desempleo, logró preservar su estabilidad institucional, gracias a la constitución de permanentes alianzas entre los partidos Conservador, Laborista y Liberal, los cuales respaldaron, a partir de 1940, el liderazgo de Winston Churchill. Francia, fue afectada por la grave caída de sus exportaciones, pero pudo controlar el desempleo mediante la reducción del número de horas de trabajo y lo diversificado de su producción agrícola. La Tercera República fue un período caracterizado por una fuerte identidad democrática. En 1936, el gobierno del Frente Popular estableció medidas de corte Keynesiano dirigidas a fortalecer la demanda interna.
Italia, debió enfrentar un permanente conflicto entre socialistas y fascistas, el cual creó un fuerte enfrentamiento entre todas las clases sociales. La llegada al poder de Benito Mussolini no significó el abandono del liberalismo económico, pero a partir de 1925 se tomaron medidas proteccionistas para fortalecer el control del Estado sobre la industria, la agricultura, las finanzas y las inversiones. Su régimen mantuvo una permanente estabilidad política, sólo debilitándose después de la invasión de Normandía y su derrota militar. En España, la crisis económica generó la caída de la dictadura de Primo de Rivera que arrastró consigo a la monarquía. Esta crisis permitió el establecimiento de la Segunda República de manera pacífica. Su política económica fue eficiente, aunque las circunstancias internacionales debilitaron su éxito al caer el PIB en 6,4 % durante los años 30 y 31. Sin embargo, España superó, en 1935, totalmente la crisis. El rearme de los fascismos en Alemania e Italia y los preparativos militares en el Japón indicaron que la guerra era inevitable. La Guerra Civil Española fue sólo el preludio de la Segunda Guerra Mundial. La Gran Depresión ejerció, como se puede apreciar a grandes rasgos, una influencia determinante en la estabilidad económica y política de Europa
Las colonias, con dependencia directa de las metrópolis, y los países políticamente independientes, pero con economías subdesarrolladas fueron afectadas duramente por la crisis económica de los años treinta. Los intercambios coloniales de materias primas por productos manufacturados se vieron seriamente reducidos por la disminución del consumo de las grandes potencias, lo cual generó el pernicioso binomio de sobreproducción y caída de los precios. En América Latina, el deterioro de la situación económica mundial produjo inestabilidad política en Cuba, Brasil, Uruguay, Chile y Ecuador. Argentina y México vieron reducir gravemente sus exportaciones e importaciones en medio de fuertes presiones sobre sus monedas. Colombia enfrentó una importante caída de sus exportaciones de café, aunque logró fortalecer un creciente proceso de industrialización que se consolidará a partir de 1945. Venezuela, no fue afectada por la Gran Depresión al producirse un importante incremento del precio petrolero. De todas maneras, la dictadura gomecista enfrentó una difícil situación política entre los años 1928 y 1929, la cual logró superar sin mayores dificultades. A partir de ese momento, los venezolanos debieron esperar por su libertad, la cual llegó con la muerte del dictador en diciembre de 1935. En el próximo artículo me referiré a los efectos económicos y políticos del Covid 19.
Fernando Ochoa Antich