Opinión | No son capaces de producir un kilo de alimento, por Henrique Capriles
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Quien usurpa Miraflores no puede pasar a la historia nacional de otra manera sino así: el hambreador que se dedicó a imponer un modelo de violencia, muerte y hambre para acabar con el poder adquisitivo, la calidad de vida y el futuro de la clase obrera venezolana.
Hay una cifra que tumba los argumentos que tengan en cualquier lugar del mundo para defender a un generador de miseria de esta talla: con las nuevas cifras de inflación y la devaluación de la moneda que han impulsado, con la irresponsabilidad de seguir inventando bolívares que no existen en el BCV, hoy en día un obrero venezolano sólo puede comprar el 2% de la Canasta Alimentaria.
Así de doloroso como suena. Así de simple y así de preocupante. Así de miserable ha sido para el pueblo trabajador que el supuesto ¨presidente obrero¨ se encargara de las políticas públicas del país.
Nada más en agosto 2019, la inflación alcanzó el 65%. ¡Un 65% de inflación en un mes! Si a eso le sumamos que hubo una pérdida de la actividad económica de un 43%, esto no puede resumirse sino como la evidencia de lo que he llamado durante esta semana ¨la destrucción roja¨, un flagelo que tiene a millones de venezolanos pasando hambre y viviendo en la miseria.
¿Y qué responden los indolentes y la cuerda de cómplices que sigue haciendo negocitos en medio de tanta pobreza? ¡El mismo llantén de las sanciones!
A mí me parece que, como líderes democráticos responsables, tenemos que dar argumentos para que quienes depositan su confianza en nosotros sepan responder a quienes se llenan la boca con la mentira de las sanciones.
¿Quieren revisar la fecha de las sanciones y los planes del gobierno? Vamos a darle: en febrero de este mismo año en Miraflores dijeron que tenían un plan para frenar la inflación y contener al dólar, pero eso sólo sirvió para mantener las pocas divisas que quedan en el país entrando en sus bolsillos de criminales y enchufados.
La idea que tuvieron en aquel momento fue impedir que la economía nacional recibiera más dinero, jugando a que hubiera menos bolívares en contraste con la cantidad de divisas que había en el país.
Dijeron que iban a disminuir el crédito de una manera implacable, que iban a recortar la cantidad de bolívares que el BCV inventa cada cierto tiempo para financiar lo que queda de PDVSA y que iban a reducir el gasto público.
Durante unos días obligaron a los bancos a no dejar que se moviera más de la mitad del dinero que manejaban, le hicieron creer a varios que iban a reducir el gasto y le pidieron al BCV que no inventara plata durante un ratico. ¡Y poco les duró la mesura y no aguantaron la pela! ¿Por qué? Porque no tienen idea de gobernar y lo único que saben hacer es robar a manos llenas.
¿Qué fue lo que hicieron entonces? Nada nuevo: asustar por enésima vez al país con un supuesto aumento de la gasolina, seguir quitándole ceros a una moneda que no resiste una inflación imparable y terminar de sepultar a PDVSA, por inoperantes e incapaces.
¿Y hoy cómo estamos? Tal como lo dije: con trabajadores honestos que no pueden pagar más del 2% de la Canasta Alimentaria básica de sus familias y con un repunte inflacionario que hizo del mes pasado este 65% que hoy padecemos.
Al leer a los analistas más destacados se notan las consecuencias: sólo entre el 19 de julio y el inicio del mes de septiembre el valor dólar se incrementó un 196%: pasó de 7.475 bolívares a 22.186 bolívares.
¿Las sanciones? Las sanciones no tienen nada que ver con uno de los datos que más daño le hacen a los argumentos de la dictadura: la debacle petrolera.
Si comparamos las cifras de producción petrolera de 2013 con las de 2019, y así evaluar cuál ha sido el impacto del paso de Nicolás Maduro por Miraflores, hoy la más importante de nuestras empresas está un 70% por debajo de aquellos años.
¡Y eso es según las cifras de la OPEP!
Ahora resulta que ellos mismos se han arrinconado, como una consecuencia de haber saqueado uno de los países más ricos de la región, y no se hacen responsables de nada… todo se lo achacan a las sanciones.
¿Saben qué ha sido una realidad producto de las sanciones? Que un grupito de enchufados no pueda seguir guisando con los sobreprecios que le imponían a los alimentos que compraban en México para extorsionar al Pueblo con las cajas CLAP.
Y después de haber destrozado el aparato productivo privado nacional, después de haber acabado con el respetable sector agropecuario que durante años alimentó al país, después de haberse robado centrales azucareros, plantas procesadoras de maíz, empresas lácteas y cafeteras exitosas, productoras de aceites y procesadoras de alimentos y bebidas… después de toda esa épica expropiadora, con toda la payasada anticapitalista y la farsa revolucionaria, hoy no son capaces de producir un kilo de alimento que no sea importado.
Son la evidencia de su propio fracaso político, económico, social, pero también humano y legal, porque todo esto no puede definirse sino como un crimen.
Ahora bien: ¿dónde estamos parados en este momento y por qué no podemos dejarnos abrazar por la decepción? Veamos: se van retirando las empresas petroleras chinas de una en una, pues no quieren poner en riesgo la relación comercial con Estados Unidos. Esas mismas razones hicieron que el banco turco que los estuvo alcahueteando durante un tiempo también los dejara en el aire.
Crearon una maquinaria de corrupción que fue eficaz políticamente mientras hubo plata y petróleo para mantenerla encendida. Hoy de vaina los apoyan unos irregulares cuyas fuerzas se mantienen con el narcotráfico, mientras el Petrocaribe calla esperando a ver qué pasa y los rusos cada vez parecen más la niñera de un muchacho malcriado que un socio político.
Además, espacios políticos de la región donde alguna vez los mencionaban como aval, como el kirchnerismo argentino o el Frente Amplio uruguayo, hoy ni los nombran, porque ya son vistos como lo que son: una dictadura que ya ni siquiera tiene petróleo para comprar el apoyo político.
¿Qué debemos hacer las fuerzas democráticas? Parece sencillo, pero no lo es: resistir y sostener el ánimo político en los nuestros, al mismo tiempo que logramos hacer entender que lo que pasa en la Política tiene tiempos que a veces no coinciden con el legítimo desespero de nuestra gente, pero eso no implica que estamos estancados.
Es momento de ser solidarios con quienes más lo necesitan, de ser la voz de los que más sufren.
Es momento de entender al funcionario público que gana sueldo mínimo y escucharlo, con la intención de llamarlo a manifestarse y ayudar a nuestra causa.
Es momento de poner en evidencia que no hay apoyo popular a Miraflores y que la fractura en esa coalición frágil está cada vez más cerca.
Es momento de entender que se ha avanzado pero que la tarea por la cual hemos luchado tantos años no se ha terminado.
Es momento de entender que un dictador sentado sobre bayonetas, que jamás ha trabajado en su vida, no puede salir bien librado de una crisis que los hará salir del poder y pasar a la historia como lo que es: un hambreador tan incapaz que pudo quebrar una empresa petrolera y tan indolente que estuvo dispuesto a matar a su ejército y a su pueblo con tal y no soltar un Poder que ya no le pertenece.
Hoy, día de nuestra Virgen del Valle, desde la Isla de Margarita a donde tengo 16 años consecutivos asistiendo junto a nuestro Pueblo a demostrar nuestra devoción por esta advocación de María, pido porque los venezolanos sigamos el camino, para que de una vez y por todas, salgamos adelante con Libertad y Democracia.
¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!