OPINIÓN | Carta pública al ministro de la Defensa por Fernando Ochoa Antich
Fernando Ochoa Antich
Señor general en jefe
Vladimir Padrino López
Ministro de la Defensa
Presente.
Me dirijo a usted, impulsado por la angustia que siento ante la tragedia que enfrenta nuestro pueblo, para plantearle públicamente los graves peligros que, a mi criterio, acechan a nuestra patria y a la institución armada. No puede usted desconocer que la situación política, económica, social y militar es de tal gravedad que es imposible para el actual gobierno poder encontrarle una solución adecuada. Lamentablemente, en lugar de entender esta realidad, el presidente Maduro ha creído factible poder continuar en el ejercicio del poder mediante una inconstitucional convocatoria, realizada por la írrita asamblea nacional constituyente, a unas elecciones presidenciales absolutamente plagadas de irregularidades. Esa deplorable decisión ha generado un rotundo rechazo tanto nacional como internacional.
Un nuevo gobierno de Nicolás Maduro difícilmente sería reconocido internacionalmente por los países democráticos de la América Latina, Estados Unidos, Canadá, y la Unión Europea, los cuales rechazan las numerosas e inaceptables violaciones constitucionales y legales cometidas por su actual gobierno. Además, este rechazo se incrementaría al pretender mantenerse en el poder a toda costa. Llego a pensar que, de inmediato, esos gobiernos retirarían sus embajadores y posiblemente hasta la totalidad de sus funcionarios diplomáticos. También creo que Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos, solicitaría la reunión del Consejo Permanente para aplicar la Carta Democrática Interamericana, obteniendo con facilidad los 24 votos necesarios para suspender a Venezuela de dicha organización regional. Ante esta situación, se radicalizarían las sanciones ya impuestas y las anunciadas por Estados Unidos y la Unión Europea. En esas circunstancias la supervivencia de su gobierno quedaría muy comprometida.
En estos días mantuve, en uno de mis artículos, que al cerrarse la solución electoral como vía posible para resolver el actual enfrentamiento nacional se abrían tres posibles escenarios: la protesta popular, la salida militar y la intervención militar multilateral. En ese momento, las consideré como escenarios probables, pero no inmediatos. Sorprendentemente, en estos últimos días la intervención militar multilateral y la salida militar se han transformado en realidades cercanas. Me imagino, general Padrino, que usted debe de haber analizado, con sus asesores, el significado que tiene la designación de Mike Pompeo como secretario de Estado de Estados Unidos. Usted debe recordar que en distintas oportunidades, en sus funciones de director de la CIA, ha mantenido posiciones muy duras sobre la situación venezolana, llegando a considerar que la presencia en Venezuela de cubanos, rusos, iraníes y miembros del Hezbollah es una potencial amenaza para la seguridad de Estados Unidos
No fue casual que esas declaraciones de Mike Pompeo hayan coincidido con las más graves apreciaciones mantenidas por Donald Trump sobre la situación de nuestro país: “Tenemos muchas opciones para Venezuela. Por cierto no voy a descartar una opción militar. Es nuestro vecino. En todo el mundo hay problemas en sitios lejanos. Venezuela no está tan lejos”. Pompeo las respaldó con fuerza: “El presidente Trump intentó darle al pueblo de Venezuela una esperanza y una oportunidad de crear una situación en la que la democracia sea restaurada”. Sin duda, existe una gran afinidad entre la visión del presidente Trump y la de su nuevo secretario de Estado. Esta coincidencia facilitará cualquier decisión que se tome después de las elecciones. Es significativo también el anunciado viaje de Trump a Colombia después de la reunión de Lima. No hay duda de que existen razones y hechos para que usted reflexione. No es con demostraciones cívico-militares que puede enfrentarse un problema de tanta gravedad. Le sugiero, general Padrino, presionar para que el actual gobierno modifique su irresponsable y aventurera política exterior.
En relación con el problema interno de la Fuerza Armada, usted tiene información de primer orden para conocer lo que allí ocurre. De todas maneras, creo mi obligación advertirle que existen grandes rumores en la opinión pública sobre un creciente descontento militar. No tengo manera de confirmarlo, pero hay razones para pensar que puede ser cierto. La angustia y desesperación que azota a la sociedad venezolana también afecta a los familiares de los cuadros militares. Usted conoce perfectamente bien que la manera de pensar en los cuarteles es un fiel reflejo del sentimiento nacional. También me preocupan las denuncias que hacen los familiares de profesionales militares detenidos, en los medios de comunicación, ante la certeza que tienen del irrespeto a sus derechos humanos y de las pocas consideraciones que se le tiene a su grado militar. De igual manera, surgen en la opinión pública rumores sobre la detención y destitución de oficiales, comandantes de unidades tácticas, gracias a informaciones procesadas a la ligera por la Dirección de Inteligencia Militar y fundamentalmente por el Sebin. En todo caso, sería lamentable que esas quejas estuviesen justificadas y que precisamente los atropellos y las vejaciones que se denuncian hayan sido perpetrados por otros compañeros de armas y, peor aún, con la anuencia de sus superiores, quienes por ley y por un mínimo principio ético, están obligados a velar por el respeto del honor y la dignidad de sus subalternos.
A mí me correspondió ser ministro de la Defensa en circunstancias muy complicadas. Por lo que veo, usted también las está enfrentando. De todas maneras, le aseguro que si la Fuerza Armada Nacional logra, a través de una presión respetuosa, pero firme, que Nicolás Maduro tome la acertada decisión de solicitarle al Consejo Nacional Electoral la suspensión de las elecciones del mes de mayo, realizarlas en diciembre como corresponden, con un nuevo y equilibrado Consejo Nacional Electoral, acompañado de las necesarias condiciones de equidad y justicia, estoy seguro de que los delicados problemas que usted tiene que enfrentar se superarían inmediatamente y los venezolanos quedarían inmensamente agradecidos de usted y de nuestra institución. De no ocurrir una rectificación de parte del presidente Maduro, debido a su ambición personal, la historia lo responsabilizará por comprometer gravemente la soberanía nacional y exponer a la Fuerza Armada a la vergüenza de un inmenso fracaso.
Solo espero, general Padrino, que usted reflexione sobre el contenido de esta carta, la cual, como le dije al principio, la escribo impulsado por la angustia que siento ante la grave tragedia que enfrenta Venezuela. Nuestro pueblo espera una respuesta que le permita superar, por la vía democrática, y constitucional, tan complejas circunstancias. No aspiran a nada más.
Atentamente,
Fernando Ochoa Antich