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EFE | Foto referencial

Los jaguares que viven en la Amazonía brasileña, bioma que alberga la mayor población del mundo de este tipo de felinos, puede reducirse «drásticamente» si no se frena la destrucción de la selva, según un estudio divulgado este miércoles por una ONG.

La población del jaguar, considerado el felino más grande de América y que vive principalmente en áreas protegidas, puede reducirse hasta en un 25 % si la deforestación avanza hasta un punto de no retorno.

Así lo explicó a EFE Marcelo Oliveira, coautor del estudio «Amenazas antropogénicas inminentes y priorización de áreas protegidas para jaguares en la Amazonía brasileña», elaborado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en inglés) y el Centro Nacional de Investigación y Conservación de Mamíferos del Instituto Chico Mendes de Biobidiversidad (Cenap/ICMbio).

El estudio analizó 447 áreas protegidas de la Amazonía brasileña, incluidas 330 reservas indígenas, que representan el 41,7 % del bioma y donde viven alrededor de 26.680 jaguares, una especie considerada «vulnerable».

Según la investigación, la rápida degradación que vive la Amazonía se debe a «la deforestación desenfrenada» de los últimos años para dar paso a la agricultura, la minería y a obras de infraestructura.

En las áreas deforestadas para pastizales, el felino también se enfrenta a una «caza generalizada» en la que se pueden matar hasta 110-150 jaguares y pumas anualmente.

«Si estas áreas no mantienen su integridad, las especies que actúan como cabezas de la cadena, como el jaguar, serán las más afectadas», señaló el experto.

Reservas del Estado están en crisis

De acuerdo con el estudio, las reservas indígenas albergan el 63,2 % del número total de jaguares que existen en las 447 áreas protegidas.

Del total, diez reservas requieren «acciones urgentes» (las tierras indígenas Apyterewa, Araribóia, Cachoeira Seca, Kayapó, Marãiwatsédé, Parque do Xingu, Uru-Eu-Wau-Wau y Yanomami, así como la Estación Ecológica Terra do Meio y el Parque Nacional Mapinguari).

A ellas se suman 74 áreas que deben tenerse en cuenta para acciones a corto plazo.

«Muchas de ellas están ubicadas en los límites de zonas de devastación o en fronteras importantes con países vecinos y se encuentran entre los más presionados por la deforestación, los incendios y otras amenazas que requieren una acción urgente», señala la investigación.

Todas las 84 reservas juntas suman una superficie en la que se podría proteger al 53,1 % de la población estimada de jaguares en las reservas, pero todo depende de las acciones que se tomen para frenar su devastación.

El estudio sugiere aumentar la financiación y el apoyo de las áreas protegidas, especialmente las priorizadas en la investigación; fortalecer la participación de los indígenas en las decisiones que tengan relación con sus territorios, y robustecer los organismos ambientales que luchan por su conservación.

«Al conservar los jaguares y sus hábitats, se generan beneficios más amplios para la biodiversidad, así como para las comunidades locales que dependen de bosques saludables, ya que los jaguares se clasifican como una especie paraguas y emblemática».

La deforestación de la Amazonía brasileña aumentó casi un 60 % durante el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), que defiende la explotación de recursos naturales en la Amazonía, incluso en reservas indígenas, donde es prohibido por ley.


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