Ola de protestas en Túnez por creciente descontento social e inflación del 6%
El País
Las protestas contra la política de austeridad del Gobierno de Túnez no aminoran, sino más bien todo lo contrario. En una segunda noche de la ira, los enfrentamientos entre manifestantes y policías se extendieron por prácticamente toda la geografía del país, incluidos los arrabales de la capital, donde una turba asaltó una gran superficie comercial.
El Gobierno decidió desplegar el Ejército en algunos de los puntos más calientes, como Kelibi o Kasrine. De momento, ya son 200 las personas arrestadas y los heridos se cuentan por decenas, incluidos 49 agentes de la policía, según informó el Ministerio del Interior. Ahora bien, a diferencia de la noche del lunes, no hay que lamentar ninguna víctima mortal.
Las movilizaciones se iniciaron el pasado fin de semana convocadas por la plataforma Fesh nastanneu? (“¿A qué esperamos?), creada por un grupo de jóvenes el pasado 3 de enero en respuesta a los recortes en las subvenciones y los aumentos impositivos recogidos en la Ley de los Presupuestos de 2018. “Pensamos continuar con nuestras manifestaciones hasta lograr la retirada del presupuesto. Nuestras protestas son pacíficas, y los miembros de nuestra plataforma intentan proteger los edificios públicos”, declaró la activista del grupo Zeinab bin Ahmed, rechazando la acusación de “vandalismo” vertida por parte el Gobierno, que no ha mostrado ninguna intención de negociar con los líderes de la revuelta.
Túnez, el único país de la región con un Gobierno elegido en las urnas, atraviesa una delicada situación económica desde la Revolución de 2011. Los diversos Ejecutivos que han asumido las riendas del país confiaron en un aumento del gasto público para relanzar la economía. No obstante, la tasa de crecimiento se mantiene en unos registros moderados, alrededor del 2%, incapaz de proporcionar trabajo a los miles de jóvenes desempleados y frustrados que ejercen de motor de las protestas.
Aparte, la depreciación del dinar tunecino como consecuencia del galopante déficit comercial ha disparado la inflación, que ya ronda el 6% y podría continuar subiendo en los próximos meses. El encarecimiento de la cesta de la compra es, junto con el paro, la otra gran preocupación de los tunecinos. Con la deuda pública rozando el umbral del 70% del PIB, el Gobierno del primer ministro Yusuf Chahed ha apostado por una contención del gasto y firmó un crédito con el FMI en 2016 para sanear las cuentas públicas.