Observan posible inversión magnética en entorno - 800Noticias
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EFE

Una investigación internacional en la que participa un equipo del Instituto español de Astrofísica de Canarias (IAC) aportó nuevas evidencias sobre un enigmático estallido procedente de una galaxia situada a 216 millones de años luz.

Este hallazgo propone una nueva interpretación basada en un cambio espontáneo de los polos magnéticos en el campo que rodea su agujero negro central.

El estudio utilizó datos conjuntos de diferentes satélites y telescopios, entre ellos el Telescopio Nacional Galileo (TNG) y el Gran Telescopio Canarias (GTC), ambos ubicados en el Observatorio del Roque de los Muchachos (Garafía, isla española de La Palma).

Los resultados se publicarán próximamente en la revista The Astrophysical Journal, informa el IAC en un comunicado.

A principios de marzo de 2018, el All-Sky Automated Survey for Supernovae (ASAS-SN), un programa automatizado para buscar nuevas supernovas y otros fenómenos astronómicos transitorios, alertó a los científicos de que una galaxia llamada 1ES 1927+654 aumentó su brillo casi 100 veces en luz visible.

Una búsqueda de detecciones anteriores por parte del sistema robótico de sondeo astronómico y alerta temprana Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System (ATLAS), financiado por la NASA, mostró que la erupción había comenzado meses antes, cerca de finales de 2017.

Tres meses después del descubrimiento la emisión de rayos X de la galaxia desapareció.

«Se han visto cambios rápidos en luz visible y ultravioleta en unas pocas docenas de galaxias similares a esta», explica Sibasish Laha, investigador posdoctoral de la Universidad de Maryland y del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Estados Unidos.

Pero este evento, apunta Laha, «marca la primera vez que hemos visto que los rayos X se apagan por completo mientras se ilumina en otras longitudes de onda».

«Una interpretación inicial de la erupción sugería un escenario en el que una estrella pasó tan cerca del agujero negro que se desintegró, dando lugar a un aumento de brillo, y a la vez interrumpiendo el flujo de gas», señala Josefa Becerra, investigadora del IAC y coautora del artículo.

Sin embargo, añade, «un evento así se desvanecería más rápidamente que este estallido».

El equipo de investigación analizó observaciones recientes y de archivo cubriendo todo el espectro electromagnético.

El Observatorio Neil Gehrels Swift de la NASA y el satélite XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea (ESA) proporcionaron mediciones en ultravioleta y en rayos X.

Las observaciones de luz visible se realizaron con el Telescopio Nacional Galileo (TNG) y el Gran Telescopio Canarias (GTC o Grantecan). Las mediciones de radio se obtuvieron usando el Very Long Baseline Array, una red de 10 radiotelescopios situados en Estados Unidos, el Very Large Array de Nuevo México y la red europea VLBI (Very Long Baseline Interferometer).

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