Obama y Xi estrenan una nueva era contra el cambio climático, dice Greenpeace
EFE
Los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de China, Xi Jinping, estrenaron hoy una «nueva era» en la lucha contra el cambio climático al ratificar el Acuerdo de París, destacó hoy Greenpeace, e instó a ambos mandatarios a impulsar sus esfuerzos para que el pacto entre en vigor cuanto antes.
«Por fin el mundo tiene un acuerdo del clima con Estados Unidos y China como partes implicadas. Esto marca una nueva era en los esfuerzos globales contra el cambio climático», considera en un comunicado Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace Internacional.
Morgan estima que ahora China y Estados Unidos «necesitan aumentar e impulsar sus esfuerzos para trazar un futuro que evite las peores consecuencias» del calentamiento global de la atmósfera.
Desde la oficina de Greenpeace en China, el experto en cambio climático Li Shuo también celebró el nuevo compromiso de los dos países más contaminantes del planeta, pero consideró que la ratificación no debe ser vista como «el final» sino como el «principio de la acción global».
«El Acuerdo de París es un hito para las negociaciones globales sobre el clima, pero no el objetivo final», insistió por su parte Kyle Ash, responsable de Asuntos Legislativos de Greenpeace Estados Unidos.
«Ahora EEUU y China deben abogar internacionalmente por que (el pacto de) París entre en vigor lo antes posible, para que el mundo pueda seguir avanzando», añadió.
Xi y Obama ratificaron el acuerdo de París en la ciudad china de Hangzhou, un día antes de que comience la cumbre de líderes del G20 en esa ciudad.
En opinión de Greenpeace, la cumbre ofrece una plataforma para que el resto de países que forman este grupo muestre su compromiso con el Acuerdo de París, tras el paso dado por Obama y Xi.
Para que el pacto del clima entre en vigor se necesita que al menos 55 países que sumen en total el 55 % de las emisiones contaminantes globales completen el proceso de ratificación.
China y EE.UU. suman alrededor del 38 % de las emisiones globales, con lo que su ratificación del pacto acerca el objetivo de que se convierta en vinculante.