Nueva propuesta de acuerdo climático pone a prueba a negociadores en París
AFP | Los negociadores de la conferencia del clima de París (COP21) tendrán este miércoles un nuevo borrador de acuerdo, negociado hasta última hora, que pondrá a prueba su capacidad para alcanzar un compromiso histórico sobre el futuro del planeta.
El presidente de la COP21, el canciller francés Laurent Fabius, pisó el acelerador e instó a los ministros a adoptar el acuerdo el viernes, tal como estaba previsto, aunque sea necesario negociar día y noche.
En las instalaciones de la presidencia francesa de la COP21 en Le Bourget (norte de París) quedó claro que se preparan para noches largas: un dormitorio con camas separadas por mamparas se instaló para que los diplomáticos puedan descansar.
El objetivo no es baladí. El acuerdo de París quiere abordar el desafío del cambio climático por primera vez de forma coordinada, con un total de 195 países obligados a compartir el enorme desafío ambiental, económico y tecnológico.
Y, a pesar de que los diferentes negociadores alaban el procedimiento planteado por la presidencia, defienden que se necesita tiempo para poder analizar el nuevo documento, cuya presentación se postergó a las 15H00 (14H00 GMT), dos horas después de lo previsto.
«Es importante que este texto emane de todas las partes y que, por lo tanto, todas las partes tengan tiempo para reflexionar al respecto», advirtió en su intervención el martes la ministra de Medio Ambiente de Sudáfrica, Edna Mowo Bolema, en nombre del grupo de negociación más numeroso, el G77+China, que engloba a los países en vías de desarrollo (134 naciones).
El plan previsto es que los diez puntos más conflictos del nuevo texto recojan simplemente dos opciones cada uno, explicó Jennifer Morgan, del centro de estudios World Resources Institute.
– Diferenciación –
En el undécimo día de negociaciones, el objetivo ahora es encajar el puzzle del futuro acuerdo de París.
La clave se llama diferenciación, es decir, las «responsabilidades comunes pero diferenciadas» de la Convención de Río de 1992, que oponen a los países emergentes y a los países desarrollados sobre quién debe esforzarse más.
«Es una cuestión política fundamental, que impregna toda la estructura de la propuesta de acuerdo», explicó uno de los 15 mediadores nombrados por Fabius para ir tendiendo puentes, el canciller singapurense Vivian Balakrishnan.
El ministro indio de Medio Ambiente, Prakash Javadekar, fijó por su parte la posición de cuatro emergentes (Brasil, Sudáfrica, India y China).
Los países desarrollados, que «tienen la responsabilidad histórica y la capacidad», deben tomar «la delantera en la reducción de emisiones» y aportar «los fondos y las tecnologías que necesita el mundo en desarrollo», estimó.
El ministro dibujó una posible solución del rompecabezas.
Un total de 185 Estados han presentado compromisos de reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero y, a esas promesas, se debería añadir la ayuda financiera a los países más afectados por el cambio climático. Todo ello estaría sometido a un proceso de verificación.
Los negociadores parecen inclinarse por períodos de verificación mutua de cinco año, pero difieren sobre cuándo deben empezar después de 2020, cuando entrará en vigor el acuerdo.
– ¿Hacia el 1,5ºC? –
Otro de los puntos conflictivos parece, por su parte, haber registrado avances. La ministra noruega de Ambiente, Tine Sundtoft, también mediadora, explicó que los negociadores identificaron «cómo reflejar de alguna manera el [objetivo] de 1,5ºC» en el acuerdo.
El objetivo acordado en 2012 en Doha (COP18) es limitar a un máximo de 2ºC el calentamiento del planeta en relación a la era preindustrial, si bien los países más afectados por el cambio climático, como los pequeños Estados insulares y las naciones menos avanzadas, presionan por un límite de 1,5ºC.
Con un aumento de la temperatura de 2ºC, los científicos prevén efectos irreversibles, con fenómenos extremos frecuentes (ciclones, sequías, etc), la disminución de la productividad agrícola o la extinción de especies, si bien se considera que el planeta todavía se puede adaptar.