Niños con hidrocefalia claman por medicinas en el Zulia
Con información de La verdad
Elizabeth Mora, de siete años, mastica carne con verduras, mientras está sentada en la cama de hospital con tubos que salen desde su columna. Sufre desde el nacimiento de meningocele lumbosacro e hidrocefalia congénita y su madre, Paulina Mora, intenta conseguir los medicamentos para mantenerla estable.
El tratamiento continuo “no existe” en el servicio de Neurocirugía de la torre pediátrica del Servicio Autónomo Hospital Universitario de Maracaibo (Sahum). Ahí predominan los casos de hidrocefalia con diversas complicaciones.
En enero de este año se contabilizaron 25 niños en el servicio. Los casos se redujeron entre muertes y retiros porque las familias no tenían dinero para seguir el ritmo de hospitalización. Hoy, 17 pequeños desde los cero meses y los siete años sobreviven a la espera de medicinas, válvulas para drenar el líquido y las operaciones que correspondan. Sus familiares ponen biblias en sus cunas y piden a Dios por soluciones.
Irregularidades
Mora detalló que para el tratamiento buscan una lista de anticonvulsivantes y antibióticos que las farmacias ofertan entre los 18 mil y 35 mil bolívares. De acuerdo al caso, alcanzan solo para cuatro días. Además las madres deben lidiar con potes de agua para el aseo personal, chiripas que salen desde las gavetas y moscas que “nunca salen” de los cuartos. Se posan sobre los insumos y los niños.
Guantes, gasas, adhesivo, inyectadoras, yelcos y sueros, son algunos de los insumos que no reciben y los ameritan a diario para hacer las curas de sus hijos, cambiar las bolsas de drenaje y los cilindros para pasar las medicinas. Elizabeth pasa hasta tres días sin curas porque sus padres “no les da la base”. Mora, dijo que en la cuenta de Instagram del Sahum exhiben la llegada de medicinas para todos los servicios, aunque ellas no pueden dar fe de la existencia de la dotación.
Mercedes Castro, abuela de una pequeña de dos meses con hidrocefalia, aseguró que hay problemas con la distribución en todos los niveles y cuando algún niño necesita una válvula les indican, desde el inicio, que deben conseguirlas con sus propios medios. “Muchas madres hacen potazos, organizan eventos y venden todo lo que tienen para conseguir las válvulas”.
Clamor sin dolientes
El lunes 7 de noviembre las madres intentaron levantar la voz de la protesta debido a la deficiencia de fármacos en el piso. La seguridad interna del Sahum prohibió la entrada o salida de las madres y los medios de comunicaciones no pudieron ingresar para confirmar las denuncias. Desde entonces el acceso a la torre pediátrica es limitado y dos vigilantes hacen turnos en las puertas para evitar que las madres intenten protestar de nuevo.
Las mujeres sentadas en el piso sobre colchonetas y sillas de plástico levantan la vista cansadas y tristes cada vez que los médicos aparecen para darles a conocer el estado de salud de sus hijos. Cada día es un reto. Sacan cuentas y contienen el susto en el estómago pensando si podrán cumplir los requerimientos. La semana pasada dos niños fallecieron por complicaciones “inesperadas”, lo que hizo que en cada cuarto los pequeños recibieron el abrazo desconsolado de sus progenitoras: ellos podrían ser los próximos.
“Vendí todo hasta conseguir una válvula de presión media a 480 mil bolívares para mi niña y después de dos meses me dijeron que tenían que sacársela y ponerle una de presión alta. No tengo de dónde sacar para una nueva”. Érika Montilla. Habitante de San Francisco.
De urgencia
Para ingresar al quirófano las madres deben conseguir una lista de 13 artículos. Hasta que los tengan, las intervenciones se posponen. Colimicina, menoperem, cefepime, superazon, targocid, vancomicina. Son los medicamentos que necesitan con urgencia para tratar las condiciones de los niños del piso a diario.