Nicaragua, el más reciente fracaso de la revolución bolivariana
ABC
Días después de las protestas que estallaron la semana pasada en Nicaragua, sofocadas a sangre y fuego por la Policía, las organizaciones de derechos humanos siguen añadiendo nombres a la lista de víctimas.
Ya se elevan a más de 60 los muertos tras la represión de la ola de indignación en el país por la reforma de la Seguridad Social de Daniel Ortega, en el poder desde 2007 y con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta.
Se trata del último episodio en el proceso de decadencia en los países de la órbita «bolivariana» y del populismo de izquierdas en América Latina, que sufre síntomas de descomposición y una deriva autoritaria.
Mientras Venezuela vive una crisis económica y social sin precedentes y se encamina a unas elecciones presidenciales para apuntalar el 20 de mayo la dictadura de Nicolás Maduro, Evo Morales pretende ser reelegido por cuarta vez como presidente de Bolivia pese al no expresado por los ciudadanos en un referéndum y Lenín Moreno ha dado un viraje político en Ecuador tras la etapa de Rafafel Correa.
Para la abogada de derechos humanos y directora ejecutiva del Instituto Casla, la venezolana Tamara Suju, en Nicaragua ha aflorado un descontento «opacado» por la alianza del presidente con el sector empresarial.
«Ortega ha sido más inteligente que los gobiernos de Venezuela, no ha reprimido al sector económico que lo apoya y los ha dejado seguir con la economía y hacer sus negocios», señala.
De hecho, el Banco Mundial augura para Nicaragua registrará uno de los mayores crecimientos de América Latina, un 4,4%, pero sin que haya «mejoras para el sector más empobrecido», advierte Suju.
Esta letrada, que ha denunciado ante la Corte Penal Internacional a decenas de dirigentes chavistas de Venezuela, recaba ahora datos para llevar a Ortega ante ese mismo tribunal por crímenes de lesa humanidad por la «brutal represión» contra los manifestantes, que se ha cobrado la vida de al menos 63 personas, según los últimos recuentos de las ONGs.
No obstante, ese número «podría aumentar», ya que están apareciendo en las morgues los cuerpos de jóvenes que se daban por desaparecidos. Además, denuncia, «a los familiares que van a retirar los cuerpos de los hospitales el régimen les está haciendo firmar que su pariente no fue asesinado en las protestas».
Tamara Suju ve en Nicaragua la misma «represión sistemática» que en Venezuela, ya que las fuerzas del orden «tiraban a la cabeza y al pecho» con intención de matar.
«Crítica de la crítica»
Para el escritor y diplomático chileno Jorge Edwards, «los movimientos antisistema revolucionarios, entre ellos los bolivarianos, Podemos en España o la ultraizquierda en Chile, Ecuador o Brasil, han hecho una crítica de la tradición cultura, jurídica y de la democracia, muy apasionada, y a veces un tanto simplista».
Citando a Octavio Paz, asegura que ahora es preciso hacer «la crítica de la crítica» que hacen estos movimientos y que «a veces no tienen en cuenta la tradición ni la cultura ni la historia», señala.
«Esta tercera ola populista en América Latina que se inició en 1998 con el primer triunfo presidencial de Chávez está llegando a su agotamiento», asegura por su parte Ángel Rivero, profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid y colaborador de la fundación FAES.
La promesa de «justicia social» del «socialismo del siglo XXI» ha dado lugar a «gobiernos autocráticos que se mantienen a través de la violencia del Estado y los grupos paramilitares que lo apoyan», sin que se hayan cumplido las expectativas «democratizadoras ni de bienestar», señala.