Netflix se enfrenta a su mayor misterio: los 27 penes pintados
La Vanguardia
Los trabajadores de un instituto salen al estacionamiento después de una reunión del claustro de profesores. En ese momento descubren que hay enormes penes rojos pintados en todos y cada uno de sus coches, por no decir que una profesora en concreto tiene hasta las ruedas pinchadas. ¿Quién puede ser el culpable de esta costosa broma? No les cabe ninguna duda: tiene que ser Dylan Maxwell, el bromista maleducado de la escuela que estaba bastante obsesionado con los grafitis fálicos. ¿Pero lo es de verdad?
Este crimen no puede compararse con el caso de Teresa Halbach, la pobre periodista que fue asesinada en el condado de Manitowoc y que hizo que Steven Avery y su sobrino Brendan Dassey acabasen en la cárcel como autores del crimen, que investigaron desde el programa Making a murderer. Tampoco se puede comparar con el triple homicidio de Robert Durst, el hijo de multimillonarios de Manhattan que reconocía ser un psicópata en la serie documental The jinx. Y no, tampoco se puede comparar con El caso Asunta que inquietaba tanto en el primetime ibérico. Pero no se puede disfrutar de American Vandal sin haber visto unas cuantas de estas series true crime que estudian atroces crímenes que han dejado secuelas en la sociedad donde tuvieron lugar.
La cuestión es que en Netflix tienen tanta y tanta pasta que se pueden permitir el lujo de resucitar el género true crime en diciembre de 2015 con Making a murderer, que no solamente abrió muchos interrogantes sobre la investigación de la muerte de Teresa Halbach sino que sirvió para mostrar la poca fiabilidad del interrogatorio de Brendan Dassey, y ahora reírse un poquitín de él, demostrando que las formas son casi o más importantes que el propio contenido.
No es una cuestión de quitarle méritos o relevancia a Making a murderer, The jinx y El caso Asunta, o el podcast Serial o The keepers, pero Dan Perrault y Tony Yacenda tuvieron una idea fantástica. ¿Y si creasen una serie de ficción absolutamente calcada a estos ejemplos de True crime? ¿Y si el caso sujeto a investigación fuera absolutamente ridículo como, por ejemplo, el drama que te expulsen del instituto por pintar penes mientras defendes tu inocencia?