NAIM vs AIFA: gasto vs eficiencia
Un gobierno debe administrar los bienes de la nación, así como lo recaudado a través de la hacienda pública y enfocar ese dinero para el mejoramiento de las instituciones, la educación y salud pública y, por supuesto, la infraestructura del país, esta es una definición muy sencilla sobre lo que significa, grosso modo, la palabra gobierno.
Es por ello que un gobierno debe de optar siempre por las opciones que sean más afines a la consecución de sus objetivos, el ejemplo es el Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco y el Aeropuerto de Santa Lucía “General Felipe Ángeles”, el NAIM por sí mismo no era un mal proyecto, pero la corrupción, la opacidad, el ignorar las cuestiones medio ambientales y sobre todo el costo demasiado elevado contribuyó a que los mexicanos decidieran que esa obra fuera definitivamente cancelada.
Fue durante el año 2015 que se iniciaron con los trabajos del NAIM en lo que era el lecho del Lago de Texcoco y, a pesar de que no hay agua presente ya en la superficie, si la hay contenida dentro de la tierra, lo que hacía que el terreno fuera sumamente complicado para construir sobre él, esto, por supuesto, hizo que los costos se elevaran por la necesidad de grandes cantidades de material, maquinaria y trabajadores.
En el NAIM se formó toda una red de corrupción en la que los sindicatos mandaban e imponían el precio de los materiales a la empresa constructora, sin que esto fuera suficiente, esos materiales también eran de pésima calidad, lo que propiciaba que se retrasara más y más la obra, no por nada al término del año 2018 apenas se tenía un 35% de avance total.
El Aeropuerto de Texcoco costaría cerca de $440 mil millones de pesos, esto suponiendo que el costo no siguiera aumentado como había estado sucediendo continuamente desde que se iniciaron con los trabajos, en comparación, el Aeropuerto Felipe Ángeles costará $79,305 mil millones de pesos, prácticamente menos de ¼ del presupuesto del NAIM, una cifra muchísimo menor y esto tiene una razón fundamental de ser, el terreno donde se está construyendo el AIFA tiene una consistencia mucho más apta para un aeropuerto, esto hace que el gasto necesario sea mucho menor y que se pueda construir en menos tiempo, por eso el Presidente de la República y la SEDENA planean que esté terminado para mediados del año 2022.
En cuanto a cuestiones de eficiencia el AISL también presenta ventajas significativas con respecto al NAIM, pues el mantenimiento necesario será menor y más barato en comparación con Texcoco, que, según expertos, estaba destinado a hundirse como mínimo 5 cm al año.
Las pistas de Santa Lucía serán aptas para el despegue y aterrizaje de todo tipo de aeronaves gracias a la extensión que tendrán, además, la tecnología que se usará en este aeropuerto será amigable con el medio ambiente con el uso de paneles solares, muebles de baño ahorradores de agua, una planta de tratamiento de aguas negras y grises, flota de servicio eléctrica, todo sin perder de vista que este aeropuerto debe ser vistoso y moderno.
Fuente: Vialidades México