Nace colectivo LGBT de migrantes en la frontera norte de México
EFE
En medio de la crisis que se vive en el norte de México, con la llegada de miles de personas que buscan cruzar a Estados Unidos, ha nacido el colectivo LGBT “Rompiendo Fronteras” para luchar contra la discriminación de autoridades y los mismos migrantes y convertir la ciudad fronteriza de Matamoros, Tamaulipas, en un cruce seguro para los integrantes de esta comunidad.
En una área del bordo del río Bravo, que separa a la localidad con Brownsville, Texas, al otro lado de la frontera norte mexicana, se han colocado dos banderas con los colores estandartes del movimiento para indicar que se pueden sumar al grupo, y de principio, defenderse de los ataques verbales de los que son objeto en su estancia.
“El ir caminando entre la gente y que los hermanos migrantes que también están viviendo situaciones parecidas a las de nosotros de repente (dicen) ‘te hablan’, ‘hay qué rico mami’ o te chiflan o ‘marico’”, declaró a EFE una de las organizadoras de este colectivo, la mexicana desplazada Dayanna de la O Rivadeneiro.
Narra que hasta el momento no los han agredido físicamente, pero sí han sostenido fricciones con otros “hermanos” que los acosan de manera constante en el sector donde confluyen miles de aspirantes al “sueño americano”.
Dignidad y salud
Apenas son 70 personas las que son parte del nuevo “campamento” en un universo de casi 4.000 extranjeros y mexicanos, quienes están en el municipio haciendo antesala para pasar a territorio estadounidense, mientras soportan una crisis que ha sobrepasado a las autoridades de los tres órdenes de gobierno.
“Se está luchando para que Matamoros, en un futuro, sea un cruce seguro para el colectivo LGBT, eso ya se verá cuando nosotros podamos cruzar ese puente, podamos izar esa bandera de colores, orgullosos”, expresó la entrevistada.
Al igual que el resto, los migrantes identificados con la comunidad LGBT en el país duermen a la intemperie, ante la ausencia de refugios.
También se alimentan de las donaciones que algunas organizaciones llevan al sitio o cuando algún migrante que trabajó tiene dinero y comparte entre los compañeros, aunque la urgencia es encontrar tratamientos para los migrantes seropositivos.
Los migrantes LGBT ya han acudido ante activistas para solicitarles los tratamientos para los que están bajo esta condición, además de un sitio donde puedan albergarse y contacto con abogados que puedan llevar sus casos ante las autoridades norteamericanas.
“Hasta ahora han sido contundentes y representa una buena organización porque hemos estado aquí a la deriva esperando que venga una lista y no tenemos nada en concreto. Hasta hoy el colectivo se ha mantenido y de esa forma se nos han abierto las puertas”, expresó el venezolano, Luis Piñero.
Asedio Mexicano
El migrante explicó que la única manera de protegerse es agruparse porque la travesía ha sido dura por el asedio de las autoridades mexicanas, que los hostigan en los distintos territorios por los que transitan para arribar al norte del país.
“Es una constante molestia del Gobierno (mexicano) y aparte es una tortura porque para llegar aquí nosotros tenemos que pagar vacunas, esas vacunas son pagadas para los permisos, para los que se montan en el autobús, y si no tenemos, nos bajan y si tenemos, también nos bajan y tenemos que darles lo que tenemos”, pronunció.
La red ya ha comenzado a extenderse y, a través de grupos de Whatsapp, se ha difundido sobre el colectivo, por lo que esperan que más se adhieran al desempacar en este punto fronterizo para mantener el combate a la distinción que los perjudica.
“Es fea la discriminación, el no comer, la falta de recursos, dormir en las calles. Ahora la discriminación es lo peor por parte de las demás personas”, comentó otro desplazado mexicano, identificado como Manuel Matus Morales.
En la actualidad los organismos que ayudan a los solicitantes de asilo ya han concluido los trámites ante la Administración estadounidense y es posible que cientos de ellos queden varados durante las fiestas decembrinas e inicien el año en la región tamaulipeca. EFE