Municipio holandés pide perdón por echar de un parque a una mujer con burka
EFE
El Ayuntamiento de la ciudad holandesa de Nimega pidió disculpas este lunes a una mujer musulmana expulsada de un parque infantil, en aplicación de la reciente prohibición parcial del burka, ante las quejas de algunos padres porque llevaba el rostro tapado.
El municipio explicó que personal del Ayuntamiento exigió a la mujer que saliera del recinto infantil por ser un espacio propiedad del Estado, aunque indicó que este no entra en la categoría de «edificio gubernamental», ni tampoco de escuelas, hospitales y transporte público, donde se aplica la prohibición.
Este incidente es el primer enfrentamiento entre funcionarios públicos y una usuaria de niqab en Holanda desde que la ley entrara en vigor el 1 de agosto, en medio de una rebelión generalizada de las autoridades que deben exigir el cumplimiento de la prohibición.
Además de pedir disculpas públicas por el «malentendido, que no debería haberse producido», la Alcaldía entregó a la afectada un cheque por valor de 4,85 euros para gastar en el área de juegos, detalló un portavoz municipal al diario holandés NRC.
El veto al uso de todo tipo de prendas que cubren la cara sigue siendo una ley polémica en el país, puesto que algunos sectores de la sociedad lo consideran discriminatorio, mientras que otros -especialmente las autoridades que deben aplicar la norma- creen complicado exigir el cumplimiento de una norma parcial que solo afecta a algunos espacios públicos.
Miembros del partido socialdemócrata PvdA compartieron este fin de semana una foto en la cuenta oficial de la red social Twitter, tomada durante las celebraciones del Orgullo Gay en Ámsterdam, en la que utilizan niqab de colores para reivindicar «la libertad de vestimenta».
«Para el PvdA Ámsterdam, la libertad significa que puedes ser quien eres y, por lo tanto, puedes ponerte lo que quieras», escribieron.
Algunos políticos socialdemócratas ya se han distanciado de esta campaña contra el burka, como es el caso de la concejal en Ámsterdam Marjolein Moorman, quien subrayó que esta prenda «no tiene nada que ver con la libertad» y «simboliza la desigualdad entre hombres y mujeres».
Los conductores de autobús, tren y tranvía siguen permitiendo a las mujeres con el rostro tapado acceder al transporte público, mientras que la policía se ha visto obligada a dar marcha atrás en su rebelión, prohibiendo así a las usuarias del burka (velo integral) y el niqab (cubre toda la cara, a excepción de los ojos) entrar en comisaría con la cara oculta.