Muertos en enfrentamiento presuntos homicidas de dos detectives del Cicpc
Con información de El Nacional
El agente de Policaracas Héctor Eduardo Fernández, de 31 años de edad, alias Eduardito; Joel Guillén Peguero, apodado Joelito; José Pinto y un hermano de Guillén, aún sin identificar, murieron en un enfrentamiento contra funcionarios adscritos a la División contra Robos del Cicpc en el sector El Hueco, Hornitos a Quebrada, en la parroquia La Pastora.
El tiroteo comenzó el jueves a las 10:45 pm cuando los policías judiciales realizaban investigaciones sobre la muerte de sus compañeros Luis Arévalo y Gabriel Castillo, ocurrida el miércoles a manos del grupo delictivo que se hacía pasar por miembros del cuerpo detectivesco y tenían en su poder chalecos del Cicpc.
Los policías vieron a los cuatro hombres con características físicas parecidas a los hampones implicados en el doble crimen ocurrido en Los Mecedores. Esos hombres, al ver la comisión, abrieron fuego sin mediar palabra y se originó el intercambio de disparos.
Los presuntos homicidas de los dos cicpc cayeron heridos de gravedad y fueron llevados al Hospital Jesús Yerena, mejor conocido como Hospital de Lídice, donde murieron minutos más tarde. Posteriormente los pesquisas determinaron que uno de los muertos pertenecía a la Policía de Caracas.
En el procedimiento un inspector jefe resultó herido, pero está estable. Se logró recuperar el arma de uno de los funcionarios delCicpc muertos en La Pastora.
Los médicos y trabajadores del centro asistencial se molestaron y estuvieron a punto de protestar porque un grupo de delincuentes llegó al hospital y lo rodeó en actitud agresiva: “¿Cómo es posible que traigan a esos malandros para acá y después vengan sus compinches se paran ahí afuera y uno no puede salir? Estamos con los nervios de punta, ¿y si disparan aquí adentro?”, reclamó una empleada del hospital.
Los vecinos de la zona donde ocurrió el tiroteo relataron la angustia que vivieron durante esas horas: “Eso fue plomo y plomo desde temprano; era la 1:00 de la mañana y seguía, era como una guerra. Cuando matan a un malandro esa pobre gente no puede salir de ahí porque rodean el hospital de Lídice para cuidar a los amigotes y cazar a los policías”, indicó una habitante del sector.