Ministro de Defensa de Ecuador renunció tras cese de cúpula militar
AFP
El ministro de Defensa de Ecuador, Fernando Cordero, renunció el martes tras el intempestivo cese de la cúpula militar por expresar su descontento por una decisión del Ejecutivo de retirar 41 millones de dólares a la seguridad social castrense.
«He tomado la decisión de renunciar al ministerio de Defensa», manifestó Cordero en una conferencia de prensa en la sede de esa cartera.
Agregó que presentó su dimisión para «permitir que en la nueva época de las Fuerzas Armadas y la seguridad social que hemos inaugurado y conducido (…), el compañero presidente Rafael Correa designe en esta cartera de Estado a quien considere pertinente para seguir avanzando en este propósito».
Cordero, quien asumió el cargo en septiembre de 2014, impulsó cambios en el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (ISSFA) que generaron descontento en un sector militar que consideraba a las reformas como un recorte de beneficios.
«Tuve que responder firmemente a múltiples y manipuladas campañas de desinformación generadas en torno a temas y problemáticas en las que no tuve responsabilidad», añadió Cordero.
El 26 de febrero, Correa posesionó al nuevo mando militar luego de cesar a la cúpula que había comentado sobre la venta de un terreno del ISSFA.
Los separados comandantes del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea debían ser reemplazados en abril, cuando cumplían dos años en funciones.
«Entendamos que vivimos en un Estado de derecho, una democracia vibrante, donde no es posible aceptar que los uniformados realicen expresiones públicas de aspectos jurídico administrativos y sin la autorización de la legítima autoridad civil», manifestó entonces el mandatario en un acto castrense.
Los jefes militares fueron destituidos después de mostrar su descontento por la decisión del gobierno de retirar 41 millones de dólares al ISSFA por un supuesto sobreprecio en la venta de un terreno en Guayaquil (suroeste) al ministerio de Ambiente.
«No podemos estar de acuerdo que se debiten recursos de la seguridad social de las Fuerzas Armadas (…), los recursos de la seguridad social militar les pertenecen a los soldados en servicio activo y pasivo y a sus familias», señaló el entonces jefe del Comando Conjunto, general Luis Garzón.
Correa también criticó las diferencias «exorbitantes» en las pensiones de jubilación entre la oficialidad y la tropa.
«Las terribles diferencias de pensiones dentro del propio sector militar (…) son absolutamente injustificables y claras fuentes de inequidad», sostuvo.
Cordero señaló que dejó propuestas para reducir «inequidades» en la cesantía militar, y eliminar «absurdas» distorsiones en las pensiones como la que permite que un militar retirado tenga un ingreso superior al de un activo y discriminaciones en los seguros de vida.
«Enfrenté temas sensibles que históricamente no habían sido abordados. Lo hice con pasos concretos y certeros para avanzar con la modernización de las Fuerzas Armadas (con unos 40.000 miembros)», dijo.
Antes de dimitir, Cordero suscribió dos acuerdos encaminados a eliminar tratos discriminatorios que generan desigualdad entre los militares, por lo que deberán desaparecer espacios diferenciados para oficiales en cuanto a salas de reunión, comedores y baños.
Todos los espacios deberán ser compartidos por los efectivos militares sin distinción de grado o de cargo, de acuerdo a la disposición.
Además ordenó establecer un proceso único de ingreso a las escuelas de formación de oficiales y tropa de la Fuerza Aérea, Marina y Ejército.