Millones de rusos se zambulleron en aguas heladas en Epifanía ortodoxa
EFE
Casi 2,5 millones de rusos se zambulleron esta noche en las aguas heladas de lagos, ríos y estanques para expiar pecados, curar enfermedades o ponerse a prueba con ocasión de la celebración del Bautismo de Cristo, una de las festividades más importantes de la Iglesia Ortodoxa.
La policía cifró en casi 10.000 los servicios religiosos celebrados en todo el país después de la medianoche, lo que incluye localidades de Siberia donde las temperaturas rondaban los 50 grados bajo cero, según informa la prensa local.
En la capital rusa participaron en los baños bautismales casi 270.000 personas, un poco menos que el pasado año, pese a que los termómetros marcaban solo unos pocos grados bajo cero.
En los ríos siberianos, donde el grosor de la capa de hielo ronda los dos metros, labrar hoy un claro en forma de cruz fue un trabajo arduo para los mortificados bañistas.
Como es tradicional, además de la policía, todos los lugares habilitados por las autoridades para el chapuzón estaban equipados con escaleras de madera para evitar resbalones y una caseta para calentarse donde distribuían té con miel, a lo que hay que sumar la presencia de personal sanitario.
Los popes bendijeron desde la madrugada con crucifijos de plata miles de pozas, estanques, ríos e incluso claros en el mar para que los rusos pudieran cumplir con su sagrada costumbre de la Epifanía.
Los fieles deben descender por una escalera de madera para evitar los resbalones y sumergirse tres veces en el agua, al tiempo que se persignan, piden a Dios que expíe sus pecados y rezan por su propia alma y la de sus seres queridos.
Además de los fieles ortodoxos, en las zambullidas participan amantes del riesgo y los «morzhí» (morsas), grupos de aficionados a los baños a la intemperie en invierno, que creen firmemente en que esa actividad extrema alivia y previene los catarros, enfermedades coronarias, infartos y derrames cerebrales.
La Iglesia Ortodoxa Rusa explicó hoy que el baño bautismal, aunque el agua haya sido bendecida por un pope, no cura todos los pecados, si la persona en cuestión no se confiesa y no va a misa.
También negó que el agua bendita tenga propiedades mágicas, por lo que llamó a no darle demasiada importancia al hecho mismo del baño en un estanque en invierno, costumbre cada vez menos religiosa y más lúdica y parte del folclore tradicional ruso.
«La Iglesia nunca ha animado a la gente a zambullirse en pozas. Eso pueden hacerlo, claro está, las personas a las que se lo permite la salud. Pero no es algo de que se deba abusar», manifestó.
A su vez, millones de rusos acuden hoy a las iglesias para recoger en botellas y bidones el agua bendecida por los popes, en la jornada en la que se rememora el bautismo de Jesucristo por San Juan Bautista en el río Jordán.
De acuerdo con la creencia popular, el agua de esos gélidos estanques, lagos y ríos bendecida por popes ortodoxos tiene propiedades curativas y es capaz de aliviar todos los males, incluidas enfermedades crónicas.