Miles de personas marchan en Lima contra un indulto a Fujimori
EFE
Miles de personas recorrieron este viernes las calles del centro histórico de Lima para rechazar la posibilidad de que el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, indulte al exmandatario Alberto Fujimori (1990-2000), condenado a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad.
Los manifestantes, en su mayoría miembros de organizaciones sociales, civiles, políticas, universidades y gremios sindicales, lanzaron arengas afirmando que «el indulto es una burla», en alusión a la promesa que hizo Kuczynski durante su campaña electoral del año pasado de que no perdonaría al exgobernante, padre de Keiko Fujimori, su rival en esos comicios.
«No es odio, es justicia», «Por justicia y dignidad, Fujimori nunca más», fueron otros de los lemas que lanzaron los de manifestantes, entre los que estuvieron familiares de las víctimas de las masacres de Barrios Altos y La Cantuta, por las que Fujimori fue condenado a prisión.
La líder del Frente Amplio de izquierdas, Verónica Mendoza, aseguró a Efe que participó en la protesta «para recordarle al señor Kuczynski que Fujimori es culpable de haberle robado al pueblo peruano miles de millones, de haber esterilizado a miles de mujeres campesinas, de haber mandado a perseguir, torturar y asesinar a quienes no pensaban como él».
«Ese es el delincuente que él hoy quiere soltar y eso sería traición de la patria, a la democracia, y no se lo vamos a permitir. Vamos a defender nuestra memoria, nuestra dignidad nacional y nuestra democracia», remarcó.
El padre de una de las víctimas del régimen de Fujimori, Javier Roca, agregó a Efe que rechaza el indulto porque sabe que este aplicó «una política del Estado en la que secuestraban, torturaban, asesinaban e incineraban a jóvenes con un brillante futuro».
«Son crímenes espantosos que él ha cometido, ha tenido un proceso justo y tiene que cumplir la sentencia, todo lo contrario es algo absurdo, algo que nadie va a aprobar, por eso hemos votado por Kuczynski, él ofreció no indultar y esperamos que cumpla con su palabra», señaló.
Mientras los manifestantes iniciaban su recorrido por el centro de Lima, Fujimori fue llevado a una clínica de Lima desde la prisión en la que cumple su condena por delitos de lesa humanidad, tras sufrir una «descompensación», según declaró el excongresista Alejandro Aguinaga, médico personal del exgobernante.
El presidente Kuczynski declaró hoy que los médicos evaluarán el estado de salud de Fujimori, de 78 años, para determinar si debe otorgar un «perdón médico» a su condena, aunque aseguró que no será un indulto.
Kuczynski también descartó que en el encuentro que tendrá el próximo martes con Keiko Fujimori, la líder del partido opositor Fuerza Popular, se vaya a hablar sobre un probable indulto, sino sobre temas de gobernabilidad.
Keiko le exigió en junio pasado al mandatario, en un mensaje en Twitter, que «haga uso de su potestad de presidente» e indulte a su padre, pues en su opinión «llegó la hora de actuar».
El congresista Kenji Fujimori, hijo menor del exmandatario, también pidió hoy la libertad de su padre para «ahorita».
A pesar de que en su prisión Alberto Fujimori cuenta con asistencia médica permanente, periódicamente es trasladado a clínicas de Lima para ser tratado de males crónicos como una hernia, hipertensión, gastritis y unas lesiones en la lengua, conocidas como leucoplasia, de las que fue operado hasta en seis ocasiones.
Esos achaques fueron motivo para que sus hijos solicitaran en 2013 un indulto humanitario, que fue rechazado por el entonces presidente, Ollanta Humala (2011-2016).
Una segunda solicitud fue presentada por el propio Fujimori el año pasado, a pocos días de finalizar el mandato de Humala, pero el exmandatario desistió cuando Kuczynski asumió la Presidencia y anunció que no pensaba otorgarle esa gracia.
Fujimori fue condenado en 2009 a 25 años de prisión como autor mediato (con dominio del hecho) del asesinato de 25 personas en las matanzas de Barrios Altos (1991) y La Cantuta (1992), perpetradas por el grupo militar encubierto Colina, y por los secuestros del empresario Samuel Dyer y del periodista Gustavo Gorriti en 1992.