Miguel Servet, el científico que fue ejecutado por sus ideas - 800Noticias
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El teólogo y científico español Miguel Servet, alias ‘Revés’, nació en 1511 en Villanueva de Sigena. (Huesca). Fue un hombre del Renacimiento en el sentido más auténtico, sobresaliendo en múltiples campos, incluidos la teología, la medicina y la geografía. Sin embargo, a pesar de ser un científico destacado de su época sus ideas teológicas acabarían por aumentar la controversia sobre su persona y condenarlo a una de las peores muertes que puede existir: ser quemado vivo en la hoguera.

¿Qué descubrió Servet?

Las contribuciones de Servet a la medicina son monumentales. Su mayor logro fue descubrir la circulación sanguínea pulmonar, aunque su logro no fue todo lo reconocido que se esperaría en la Europa de su época por varias razones. De hecho, antes de que al médico inglés William Harvey se le atribuyera este mérito, Servet ya había conseguido avances significativos acerca de cómo fluye la sangre a través de los pulmones y su trabajo sentó las bases de la medicina y la fisiología pulmonar modernas.

Quizá una de las razones más destacadas por las que su hallazgo no fue diseminado en el campo científico, es que la descripción de la circulación sanguínea de los pulmones apareció en un tratado teológico, Christianismi Restitutio, y no en un libro de medicina. Corría el año 1553 cuando publicó “La Restauración del Cristianismo” (que ni mucho menos sería su primer libro; el primero fue “De Trinitatis Erroribus” que refutaba el dogma de la Trinidad y lo que le granjeó muchos enemigos en tanto en el catolicismo como en el protestantismo), en el que describía exactamente cómo la sangre del ventrículo derecho del corazón tenía que pasar por los pulmones antes de llegar al ventrículo izquierdo.

Este supondría el mayor avance en el campo médico desde las enseñanzas de Galeno en la antigua Roma que decía el aire viajaba al corazón por la vena pulmonar para mezclarse con la sangre y después cruzaba de un ventrículo a otro a través de poros como medio para distribuirse por el cuerpo humano. A diferencia de Galeno, Servet comprendió que no existía comunicación entre los ventrículos y que la sangre pasaba de uno a otro tras la circulación de la sangre por los pulmones.

“Quien realmente comprende cómo funciona la respiración del hombre ya ha sentido la respiración de Dios y por tanto salvado su alma”, escribió Servet.

Con información de Muy Interesante

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