Miedo al contagio, el temor diario de repartidores a domicilio en Bolivia
EFE
El contagio de varios compañeros desató el miedo entre repartidores a domicilio en Santa Cruz, la mayor ciudad de Bolivia, lo que obligó a extremar la seguridad ante el coronavirus entre quienes encontraron en este trabajo un alivio en medio de una economía casi paralizada.
«Es un miedo que se vive todos los días», relató a Efe el joven Fernando Áñez, que se gana la vida haciendo recados con una bici.
Áñez recordó los casos de al menos cuatro repartidores que contrajeron la enfermedad en Santa Cruz, una ciudad de más de millón y medio de habitantes.
El contagio llevó a quienes viven del reparto a domicilio a extremar las medidas de prevención ante la COVID-19, e incluso la Alcaldía de la ciudad exigió requisitos como que las entregas se dejen a un mínimo de dos metros del destinatario y éste ponga el dinero en una bolsa desechable.
«Tengo que salir de casa», a ganarse la vida, comentó el joven, que antes trabajaba de administrador de empresas pero ahora ve en el reparto a domicilio una forma de llevar dinero a casa mientras la actividad económica sigue restringida en Santa Cruz, la capital financiera de Bolivia.
Al volver cada jornada a casa lava su bici con lejía antes de entregar, a continuación su ropa, y mientras hace sus entregas usa barbijo, guantes y alcohol para desinfectar sus pedidos, tanto al recogerlos como al entregarlos.
El reparto le da para sacar el equivalente a entre 7 y 17 dólares por jornada, según se dé el día, pues «no queda otra que salir a buscarse la vida» con su bici «de aquí para allá».
Aunque parte de Bolivia levantó hace una semana la cuarentena estricta, en un intento de retomar la actividad económica, regiones como Santa Cruz mantienen restricciones para salir de casa, pues es la más afectada en el país por el coronavirus, salvo servicios con licencia como el de entrega a domicilio.