«Men in Black: International» se apunta al feminismo con una agente de negro
EFE
Dos décadas después del estreno de «Men in Black» llega a las salas una nueva secuela, «MIB: International», la cuarta tras la trilogía protagonizada por Will Smith y Tommy Lee Jones, y por primera vez con una mujer reclamando su hueco en la agencia secreta que vigila la actividad alienígena en la Tierra.
Es Tessa Thompson -Charlote Hale en «Westworld» y Bianka en la saga «Creed»- quien se convierte en la agente «M» por méritos propios. Hasta «O», la jefa de los «Men in Black 3» (Emma Thompson), le pide en una divertida escena donde se prueba el característico traje negro de los agentes que no empiece esa conversación.
«Aún es pronto», le responde a la posibilidad de cambiar el nombre de la agencia a «Men -and Women- in Black».
«Soy lista, estoy motivada y el negro me sienta muy bien», se presenta la novata, única humana que ha sido capaz de descubrir la sede de los MIB para sorpresa de los jefazos, quienes de inmediato, la incluyen en el equipo.
Para ese momento, el espectador ya sabe que su fuerza proviene de su infancia, cuando asistió al borrado de memoria de sus padres tras ayudar a huir a un pequeño alienígena azul con aspecto de peluche.
Liam Neeson («T»), y Chris Hemsworth («H»), toman -muy dignamente- el relevo a los agentes «K» (Tommy Lee Jones) y «J» (Will Smith) que, desde 1997, han satisfecho por completo a los seguidores de la saga, y se presentan, en un flashback, combatiendo juntos en París a una de las comunidades alienígenas más peligrosas, «La colmena».
Una especie capaz de adoptar cualquier forma sólida, líquida, eléctrica, viscosa, gaseosa o humana, incluidos los propios MIB.
Se mantiene la estética de la saga y el emblemático «neuralizador», un chisme manual con el que los MIB borran la memoria de quienes se ven envueltos en algún episodio alienígena: un flashazo y el humano recordará solo lo que ellos quieran.
Ya la primera escena descubre lo importante: los alienígenas están por todo el mundo y los agentes han acudido directamente de su sede de París: MIB se ha hecho internacional, de ahí el título.
Así, los espectadores visitan los mismos lugares que los agentes: de París a las oficinas del MIB en Nueva York, luego a las de Londres, y de ahí a Marraquech y a los desiertos marroquíes, hasta llegar al refugio mediterráneo de un nuevo personaje, Riza, ex amante de «H», que se rodó en Isquia, una isla volcánica en el mar Tirreno en la costa de Nápoles.
Fue una decisión de los productores Walter Parkes y Laurie MacDonal (también figura como productor ejecutivo desde la primera entrega de la saga Steven Spielberg), mantener el mismo universo de las primeras películas, pero sin las limitaciones del entorno de la ciudad de Nueva York, donde se basan las primeras tres historias.
«Tenemos un nuevo toque internacional, nuevos personajes y una nueva recluta del MIB dispuesta a participar en la misión más grande y compleja de la organización», explica Parkes en las notas de producción.
Que F. Gary Gray, responsable de cintas como «Fast and Furious 8» o la comedia «Todo en un viernes», sea el director de la cinta, es un claro intento de que esta cuarta entrega mantenga la acción y, a la vez, el sentido del humor.
Con unos efectos especiales aún más espectaculares que en las cintas anteriores, el humor salta en momentos muy puntuales, como el reconocimiento del buscado alien ‘El Rubius’ en las pantallas de la sede de los MIB en Londres, o la constatación de que el ingeniero Gustave Eiffel hizo la emblemática torre para ayudar y proteger a los extraterrestres de la época.
El guion contiene multitud de guiños a las entregas anteriores -Frank, el carlino que reportaba a «K» sigue en la puerta de la agencia-, pero se muestra más retraído con las situaciones cómicas.
Donde no han escatimado los guionistas Art Marcum y Matt Holloway ha sido en la creación de criaturas, de impensables (como unos zapatos con dientes) a engañosas, como el extraordinario gigante azul en que se ha convertido el peluche que recuerda la agente «M».
Mención aparte merecen los gemelos letales -estreno de los hermanos Laurent y Larry Bourgeois-, prototipos de «La colmena».