Medellín, entre la innovación y el resurgir de una violencia olvidada - 800Noticias
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EFE

Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia, lucha hoy contra el recrudecimiento de una violencia aparentemente olvidada que ha obligado a su alcalde, Federico Gutiérrez, a diseñar un plan integral para no poner en riesgo el impulso innovador de la urbe.

La capital del departamento de Antioquia, que acoge al vigente campeón de la Copa Libertadores, el Atlético Nacional, vive desde que comenzó el año un aumento de los homicidios, atribuidos en un 70 % a la actividad de bandas criminales que operan en distintas zonas, según cifras oficiales.

Entre abril y mayo de este año los homicidios aumentaron en un 80 % como consecuencia de la puesta en marcha de una estrategia integral contra la violencia cuyo objetivo principal es “visibilizar” a estas “estructuras criminales”, según Gutiérrez.

“Muchas veces lo que pasa es que cuando usted las deja tranquilas (a las bandas delictivas), estas siguen apoderándose de los negocios y terminan convirtiéndose en ese yugo para la sociedad. Eso es muy peligroso porque ellos se consolidan”, afirmó el alcalde en un encuentro con prensa internacional.

En Altavista, una de las comunidades que integran Medellín, la Alcaldía sabe que operan tres bandas conocidas como “Los Chivos”, “Mano de Dios” y “Los Pájaros”, dedicadas principalmente a la extorsión, el microtráfico de drogas y el reclutamiento de jóvenes y niños con los que llevan a cabo sus actividades ilegales.

La situación ha llamado la atención del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien esta semana lideró un Consejo de Seguridad en la ciudad para analizar la situación y promover un uso más eficiente de las más de 1.100 cámaras que vigilan las calles de la capital antioqueña.

“La estrategia de nosotros es una de seguridad integral, que yo mismo dirijo, donde al crimen organizado usted tiene que combatirlo con fuerza e inteligencia, pero a las comunidades hay que llegar con inversión social”, asegura Gutiérrez.

Lucha de frente

El dirigente, de 40 años y licenciado en Ingeniería Civil, asumió la Alcaldía de Medellín el 1 de enero de 2016 después de ganar las elecciones locales con el independiente Movimiento Creemos, en las que obtuvo alrededor de un 35 % de los votos.

Uno de los pilares de su mandato precisamente es proteger la ciudad. “Uno en seguridad tiene dos opciones: pasar de agache o enfrentar el crimen. Y la decisión mía como alcalde es enfrentar el crimen”.

Gutiérrez es consciente de que esa responsabilidad que ha asumido conlleva un “costo no solo en lo político, también en lo personal”, hasta el punto de que ha recibido amenazas a su vida.

“Cualquier alcalde o cualquier presidente o líder que tome la decisión de enfrentar el crimen va a tener problemas”, asume con naturalidad.

De contrarrestar la violencia dependerá que Medellín siga con “su dinámica comercial, empresarial y social” y un progreso basado en la innovación y el desarrollo sostenible reconocido mundialmente.

Precio a la excelencia

El mismo Gutiérrez recogía este mes en Singapur el premio Lee Kuan Yew World City, considerado el máximo galardón del urbanismo en el mundo y el premio nobel de su categoría, en el marco de la Cumbre Mundial de Ciudades.

La distinción destacó la transformación urbana que ha sufrido la ciudad basada, según Gutiérrez, en “un matrimonio hasta la muerte” entre la Alcaldía y el sector privado y las universidades, que ha propiciado la modernización de sus infraestructuras y la conexión de todos los estratos.

“En Medellín tenemos claro que independientemente de si hay o no diferencias políticas con los (gobiernos) anteriores, los proyectos buenos de ciudad continúan y se mejoran”, reconoce.

Gutiérrez asegura no estar “preocupado pensando solo en qué va a ser después de ser alcalde” y destaca que la forma en la que llegó al poder de manera independiente, “con firmas”, les da la oportunidad “de llegar libres de compromisos en todos los sentidos”.

La ruta trazada de Medellín para los próximos años incluye una nueva línea de metro ligero eléctrico, otra más de metrocable (teleférico) y la reestructuración del sistema de transporte público colectivo con carriles exclusivos para autobuses, cuya flota se renovará paulatinamente con combustibles limpios.

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