Matt LeBlanc: “Son demasiadas las comedias actuales sin ninguna gracia”
El País de España
En Episodes nunca se andan con chiquitas. Y si esta comedia capaz de reírse de la era dorada de la televisión dice que se acaba, hasta entierra a sus protagonistas. “Ni nos dimos cuenta que nos metían en un féretro”, se ríe su protagonista, Matt LeBlanc. No destripa nada porque habla del póster y no necesariamente del final de Episodes, cuya quinta y última temporada emite Movistar Series los sábados (22.00). “Pero le pega”, añade el actor en entrevista con EL PAÍS.
Está triste porque la serie siempre ocupará un lugar especial en su corazón. No todos los días uno protagoniza una metacomedia que se ríe de sí mismo, o de esa persona que muchos piensan que es tras el éxito de Friends. “Soy consciente de que hemos contado la historia. Pero si mañana me dicen que la serie continúa, firmo donde haga falta. Es lo mejor escrito que he leído nunca”, sentencia. Habla del trabajo de David Crane, productor y guionista de Episodes junto con Jeffrey Klarik y que fue el alma y corazón (con Marta Kauffman) de Friends. “Ha sido una gran experiencia de la que no sabía qué esperar”, reconoce el actor, diana de las bromas de una serie que se mofa del mundo de la televisión. “Y una gran comedia. De las de desternillarte de risa. Y son demasiadas las comedias que en la actualidad no tienen ni puta gracia”.
LeBlanc está cansado de que le pregunten por su vena cómica. No es de los que va contando chistes aunque valora una buena carcajada. De hecho algunas de las series que están entre sus favoritas en la parrilla televisiva actual tienen poco de risibles. Ray Donovan y Kingdom, por ejemplo. Y si tiene ganas de escapar de la realidad, siempre hay algún programa concurso que le enganche del tipo de “esos que te cuentan cómo sobrevivir en Alaska”. Pero vea lo que vea aprecia el género que le ha dado una carrera. “La comedia es el esparadrapo de la humanidad”, resume de su forma de ver la vida. De ahí los sentimientos encontrados que le genera el adiós en esta quinta temporada, en su opinión la mejor de toda la serie y filmada como si fuera una película, una vez que todos los episodios estaban escritos. Hubiera querido llegar a las siete temporadas, pero también le motiva que el adiós llegue ahora. “Como actor, claro que me tira la comedia. Tiene todo lo que tiene un drama y encima tienes que hacer reír”, asegura.
Nunca ha tenido muy claro si a su público de Friends le gusta que se mofe de un personaje tan querido como Joey. O mejor dicho, del hombre que encarnó a Joey. “Todos los que se me acercan me siguen hablando de Friends, de Joey. Friends lo eclipsa todo”, admite.
No importan los años que pasen o los rumores que existan. La pregunta parece obligada cuando está delante un miembro del reparto de Friends. Y la respuesta no cambia: no existe ningún plan de remake, continuación o adaptación al cine de la popular serie. “De eso estoy seguro. Y no será por no hablarlo entre todos los implicados o escuchar todos los rumores”, sentencia LeBlanc sobre el no futuro de esa comedia que durante una década marcó a toda una generación. Las razones no son el dinero o las relaciones entre sus protagonistas, que entonces fueron los actores mejor pagados de la televisión. Es algo más sencillo: la edad. “Friends se centró en un periodo finito de nuestras vidas, ese momento desde el que acabas tus estudios y echas raíces y tienes una familia. Un momento en el que tus amigos son tu familia. Y ese momento ya pasó”, resume LeBlanc.
Dejando atrás al buenazo inútil de Joey Tribbiani, LeBlanc protagoniza ahora la comedia familiar Man with a Plan y es el copresentador del programa británico de automovilismo Top Gear. Otra razón para alegrarse del final de Episodes. Recién cumplidos los 50 desea algo más de tranquilidad en su vida laboral. “Recuerdo cumplir los 30 trabajando en Friends y darme cuenta de lo bien que iba mi carrera. Llegaron los 40 y fui padre y me sentí orgulloso de mi vida. Ahora con la llegada de los 50 lo que quería era tomarme las cosas con calma… y estoy más ocupado que nunca. ¡Algo ha debido de ir mal! ¡O muy bien!”.
