¿Mala suerte? Descubre cómo convertir los pensamientos negativos en positivos
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Cuando los pensamientos derrotistas inundan nuestra mente es fundamental llevar a cabo un cambio de actitud y aprender a relativizar para que la depresión o haga acto de presencia.
Todos, en algún momento, atravesamos rachas de mala suerte en las que es casi imposible mantener los pensamientos positivos. En efecto, en ocasiones perdemos esa fuerza mental que nos mantiene de pie para seguir luchando por nuestros objetivos.
Y es que, aunque algunas veces procuramos hacer las cosas bien, en el camino nos encontramos con obstáculos y errores que nos hacen sentir frustrados e incapaces.
Es esencial mantener una buena actitud ante todas las situaciones. En efecto, por difícil que parezca, es la única forma de seguir adelante. Por eso, hoy queremos referir una serie de tips con los que se puede lograr una mentalidad más positiva.
Atender la mente
Prestar atención a nuestra mente es uno de los primeros pasos para acabar con los pensamientos negativos. En efecto, el diálogo interno nos permite saber si nos estamos criticando de forma severa. También puede indicarnos si nos estamos poniendo barreras mentales como “no vas a poder” “para qué hacerlo” o “todo lo haces mal”. Por eso, es importante tomar el control de lo que pensamos. Es fundamental reconocer lo que es negativo y buscar una solución para ello.
Evaluarnos sin atacarnos, crear nuevas metas y ser más abiertos mentalmente nos permitirá dar un gran paso para superar cualquier obstáculo.
Escribir los pensamientos
Muchos tienen dificultades para pensar con claridad cuando los pensamientos negativos invaden la mente. En estos casos, lo más conveniente es tomar una libreta u hoja de papel para escribir lo que nos ocurre y, de este modo, identificar qué cosas nos están haciendo mal.
Esta sencilla terapia puede ser una gran ayuda para liberar la mala energía, sobre todo cuando no queremos hablar con alguien cercano.
Relativizar los pensamientos
Aseverar nuestros pensamientos, cerrar nuestra mente a las posibilidades y llevar todas las situaciones a los extremos nos hace caer en un grave error cuando nos está yendo mal. En efecto, ser rígidos y absolutistas impide que veamos más allá cuando, quizá, la solución está más cerca de lo que pensamos.
Trata de activar tu cuestionamiento y pregúntate de nuevo, sin cerrar tu mente, por qué ocurrieron las cosas y qué posibilidades hay de superarlas.
Soltar los miedos y decidir
Para cambiar los pensamientos negativos cuando estamos atravesando momentos difíciles es necesario liberarse de los miedos y tomar nuevas decisiones.
- Los nuevos fracasos caben en las posibilidades. Sin embargo, siempre hay que tener presente que para llegar al éxito es necesario fracasar.
Por lo tanto, en lugar de pensar lo malo que puede pasar, debemos visualizar cuántas cosas buenas se pueden lograr.
Cambiar la actitud
El estado de ánimo puede decaer cuando las cosas no salen como queremos o “tenemos mala suerte”. Esto nos lleva a actitudes completamente negativas que, de forma directa, influyen en nuestra manera de vivir, pensar y relacionarnos.
Pensamientos como “qué mal me siento”, “todo me sale mal”, etc., hacen perder la fuerza mental. Además, a su vez, conducen a episodios de estrés, ansiedad y depresión.
- Lo que pocos alcanzan a imaginar es que algo tan simple como cambiar la actitud puede ser determinante para tomar mejores rumbos.
- Repetir cada día “hoy me siento bien”, “podré hacerlo” y similares, fomentará la autoconfianza y dará paso a nuevas posibilidades.
Activar las afirmaciones positivas
Las afirmaciones positivas son aquellas frases que podemos repetir en voz alta para combatir los pensamientos que nos impiden avanzar.
Son frases llenas de sentimiento y emoción que, al pronunciarlas, nos generan un sentimiento de convencimiento y verdad. Estas frases las podemos inventar nosotros mismos pensando en el objetivo que queremos alcanzar. Sin embargo, también podemos tomarlas de los pensamientos de algunos autores.
Se pueden decir cada mañana al iniciar el día, justo después de levantarnos, o también en las noches durante una terapia de relajación y respiración profunda.
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