Macri pone en jaque al viejo peronismo argentino
Buenos Aires, Argentina | AFP | Mauricio Macri juega la partida. En el tablero político argentino el ‘rey’ acorralado es el viejo peronismo y el oponente su joven partido gestado en el mundo empresarial, con credo de derecha y tinte popular que lo alzó como líder opositor a un tris del jaquemate.
A días de la meta final, Macri, de la alianza Cambiemos, se prepara para la segunda vuelta del domingo frente a Daniel Scioli, peronista apoyado por la presidenta de centroizquierda Cristina Kirchner, el más votado en la primera vuelta.
Abrazado a un ideario de derecha liberal, pro mercado y defensor del libre comercio, Macri, actual alcalde de Buenos Aires se define como un «un hombre de buena fe que va a gobernar para todos» y sin ajustes radicales.
Pero incluso si fracasa en el balotaje ya ganó en posicionar por primera vez en Argentina a un partido de derecha capaz de ser una alternativa democrática al versátil peronismo. ¿Cómo lo hizo?
Génesis
El PRO (Partido Republicano) que lidera Macri empezó a gestarse en las cenizas de la crisis económica e institucional argentina de 2001, cuando el clamor popular hervía al grito de ‘que se vayan todos’.
En esas horas aciagas se sucedían cinco presidentes en una semana, el país sucumbía a revueltas populares a sangre y fuego y declaraba una moratoria por unos 100.000 millones de dólares.
En la eclosión de partidos, Macri supo cobijar a dirigentes de distinto cuño, incluso peronistas y socialdemócratas, que confluyeron en una fundación junto a voluntarios del mundo de las ONGs, altos ejecutivos empresarios y líderes espirituales de todo credo.
Ingeniero y presidente del popular club Boca Juniors, Macri apeló a su experiencia para armonizar visiones tan disímiles en la construcción primero del partido que sería la alianza PRO a partir de 2005 y ganaría peso nacional desde 2010 hasta sumar a los socialdemócratas de la Unión Cívica Radical en la alianza Cambiemos.
Así, se convirtió en 2015 en pesadilla para el popular peronismo.
Novatos
«Somos personas comunes que quieren un cambio en la Argentina (…) sabemos que para lograrlo es necesario ‘meterse en política'», dice el PRO en su carta de presentación.
La impronta de recién llegado al mundo político sigue dándole réditos electorales a Macri, aún a más de una década de haberse zambullido hasta las orejas y tras dos mandatos como alcalde de Buenos Aires.
«Esa idea del ‘outsider’ es el sello de identidad ‘PRO’ y lo que lo hace tan atractivo para quienes miran el mundo político con desconfianza», explica a la AFP Sergio Morresi, politólogo e investigador del Conicet, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina.
En su libro ‘Mundo Pro’, Morresi desmenuza la anatomía de un partido «fabricado para ganar» en coautoría a Gabriel Vommaro, sociólogo por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.
«La determinación de jugar en democracia también distingue al PRO en lo ideológico frente a otros partidos de derecha que hubo en Argentina, porque quiere ganar elecciones como la UDI en Chile o el Partido Republicano en Estados Unidos», afirma.
Vommaro define al PRO como un partido «multitarget, con fuerte implantación en clases altas, pero también en la media y popular».
Tampoco es antiperonista acérrimo como lo era la vieja derecha argentina.
«Es obvio que PRO atrae más a los sectores no peronistas, pero no es antiperonista virulento, incluso hay peronistas que son candidatos», explica Morresi.
Pero si ser peronista no molesta en el Mundo PRO, ser kirchnerista es intolerable. «El kirchnerismo lo ayudó a crecer. La gran pregunta es qué será del PRO si desaparece el antagonista», señala.
Liderazgo y marketing
Macri es Mauricio a secas en el relato partidario. A los 56 años no teme al ridículo si la ocasión lo llama a bailar o cantar como fin de fiesta de un mitin político.
«Interpela todo el tiempo a la gente menos politizada, alejada de la militancia y la movilización política. Incluso en sus rituales, en una mesa callejera te da globos y pochoclos (maíz inflado) en vez de un volante con sus ideas, eso es PRO», dice Vommaro.
También promueve un acercamiento cara a cara con el votante que privilegia el pragmatismo.
«El resto de la clase política lo subestimó. Era difícil comprenderlo. Macri comunica más haciendo un pasito de Freddy Mercuri que dando un discurso, quizás porque los discursos que da él….su estrategia es empatizar desde las emociones», dice.
¿Nace un nuevo caudillo? «Macri es sin dudas un líder, de un nuevo tipo, una especie de manager modernizador», afirma.