Los trucos infalibles para detectar cuando nos mienten
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Saber cuándo alguien nos miente no es nada sencillo. De hecho, prácticamente todos mentimos en algún momento u otro. La mayoría de las mentiras suelen ser piadosas y no tienen por qué hacer daño a nadie, pero las que no lo son pueden cambiar nuestra vida y nuestra relación con los demás para siempre.
Cuando alguien nos miente, podemos perder la confianza no solo en ellos, sino en el resto de las relaciones, y nuestra salud mental puede verse muy deteriorada. Si algo nos ha dolido mucho, habrá relaciones que se romperán de forma inevitable. Pero, ¿cómo podemos discernir la mentira de la verdad si sospechamos que alguien no está siendo sincero con nosotros?
Según los expertos, debemos hablar con ellos sin hacerles ver nuestras sospechas, porque eso podría cambiar su forma de actuar. Debemos hacer que se sientan cómodos, que la situación sea ideal para ellos, de forma que haya más probabilidades de que bajen la guardia y seamos capaces de destapar la verdad.
Lo más probable es que notemos que alguien nos miente a través de su lenguaje corporal, aunque para ello debamos conocer primero sus formas de expresarse y de moverse. Cuando las personas no son honestas, tienden a cambiar su comportamiento y el modo de comunicarse. Esto podemos verlo de distintas formas: no hacen contacto visual, se tocan el cuello, aprietan los labios…
Si conocemos cómo actúa la otra persona en una situación normal, nos será más difícil detectar si están nerviosos o agitados. Otra forma de saberlo es analizando su discurso: cuando alguien miente, tiende a repetir la misma historia una y otra vez. Su forma de hablar deja de ser natural porque están preocupados porque les pillen. De esta forma, contarán la misma historia usando siempre las palabras exactas que usaron por primera vez para evitar contradecirse.
Cuando somos testigos de esto, podemos empezar a hacer preguntas específicas, con las que, seguramente, acabemos poniéndolos contra la espada y la pared.
Respecto a la forma de contar las historias, los mentirosos suelen hacerlo siempre en orden cronológico, en lugar de ir de lo más importante a lo menos, como solemos hacer. Cuando decimos la verdad, solemos acordarnos primero de lo más relevante y después de pequeños detalles. Quienes mienten han practicado antes un discurso en su cabeza, que tienen un principio y un final que no pueden modificar.
Otra señal de que estamos ante una mentira es que, sorprendentemente, todos los humanos, cuando mentimos, hablamos de forma más elocuente que cuando decimos la verdad. Usamos un mejor vocabulario para causar cierta impresión del otro y despistarlo de la mentira.
Tampoco debemos olvidar que hay veces en que la mentira no es directa, sino que es una omisión de información crucial. El mentiroso finge olvidar o contesta a una pregunta con otra pregunta, haciéndose el indignado. Suele dar respuestas vagas, usando palabras como “probablemente”, “tal vez” o “creo”, sin dar nunca respuestas exactas.
Además del discurso, debemos prestar atención al lenguaje no verbal. Solemos creer que el mentiroso mira siempre hacia otro lado, pero lo cierto es que los expertos afirman que, cuando es una mentira premeditada, tiende a mirarnos a los ojos, porque quieren asegurarse de que nos estamos creyendo lo que nos dicen. Suelen estar serios, y sus sonrisas no son naturales.
Así, su forma de moverse tampoco tendrá sentido con la situación en la que nos encontremos o con su historia. Por ejemplo, si se ríe en medio de una conversación seria. Entonces, sus verdaderas emociones estarán traicionando a su discurso. Una vez más, esto también tiene mucho que ver con cuánto conocemos a la persona.
Saber discernir cuando alguien nos miente pude ser complicado, pero no debemos tener miedo de incomodar al otro si lo que queremos es saber la verdad. Tendremos que ir haciéndole preguntas, hasta que su historia caiga por sí sola.
Con información de MSN
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