Los siete ‘lujos’ europeos que se perderán los británicos
El Mundo de España
De las vacaciones baratas a pleno sol en España, a la potencia y el estatus de los autos alemanes. De la fiabilidad de los albañiles polacos, a la simplicidad de los muebles suecos. Del despertar con el café italiano a las tardes con vino francés, por no hablar del espectáculo garantizado con los futbolistas belgas en la Premier. A todos esos pecados europeos pueden ir empezando a renunciar los británicos tras la tormenta del Brexit, que amenaza con romper sus lazos económicos, culturales y vitales con el Viejo Continente.
1. Las vacaciones en España
«Nos divorciaremos de Europa, pero seguiremos manteniendo nuestro romance con España», vaticina Russell Cherry, concejal del Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip), que todos los años va de vacaciones a Torrevieja… Ahí le duele a Cherry y a los más de 12 millones de británicos que todos los años viajan a España y representan una cuarta parte de nuestra tarta turística. El romance se puede trocar en desamor…
Oprimidos por la nubosidad invariable de sus cielos, los británicos tienen una necesidad casi vital de buscar el sol cada dos meses. Pero a partir de ahora les será más difícil porque la caída de la libra ha puesto fin a las vacaciones baratas y porque la era de los vuelos low cost puede pasar a la historia con el Brexit, como advirtió la CEO de easyJet Carolyn McCall y ha confirmado Michael O’Leary, de Ryanair.
De los 20 destinos predilectos de los británicos este verano, ocho estaban en España, con Mallorca y Tenerife a la cabeza. Las reservas estaban hechas antes del Brexit, de modo que este puede ser el último verano del todo bajo el sol para miles de británicos, que también tienen Grecia, Portugal e Italia entre sus destinos predilectos.
La historia de amor entre los turistas británicos y España arrancó en 1957, cuando la British European Airways inauguró su ruta Londres-Valencia y se forjó el mito de la Costa Blanca, sustituido por el de la Costa del Sol al entrar en la Comunidad Económica Europea. British Airways espera ahora que el Brexit fomente el turismo interior.
2. Los autos alemanes
El mayor signo de estatus de los británicos es el auto alemán. Basta con subir o bajar las cuestas de Hamsptead, en Londres, para pasar lista a los Mercedes, BMW y Audi estacionados a las puertas de las mansiones…
Un total de 820.000 vehículos made in Germany, una quinta parte de la producción anual, fueron exportados el año pasado a las islas británicas. Los tres grandes alemanes se repartieron en total el 17% de la tarta motorizada y facturaron 18.000 milllones de euros. «Mantener al Reino Unido dentro de la UE es para nosotros más vital que mantener a Grecia dentro de la zona euro», declaró Matthias Wissman, presidente de la asociación de la industria automovilística alemana VDA.
Y eso por no hablar del control total que los alemanes tienen de la propia industria británica… BMW es la propietaria del auto icónico por excelencia, el Mini (150.000 unidades exportadas a la UE al año) y de Rover y Rolls Royce. Los lujosos Bentley están en manos de Volkswagen y los Vauxhall son una prolongación de los Opel. Los fabricantes alemanes han advertido que el Brexit pondrá en peligro cientos de puestos de trabajo en el Reino Unido y encarecerá los autos alemanes.
3. Los albañiles polacos
«Zbigniew y Piotr se apoyaron en la pared del Uprising, su bar favorito (…) Piotr se iría a Polonia a comienzos de las fiestas navideñas. Zbigniew se quedaría en Londres, atento a cualquier faena de fontanería o electricidad, o a cualquiera de las obras en que trabajaba Piotr… Había un par de faenas que Zbigniew habría prometido terminar, mientras los propietarios de Pepys Road, 33 estaban en Isla Mauricio y los del Grove Crescent 17 en Dubái»… Pocas novelas captan mejor la esencia de Londres en el siglo XXI que Capital, de John Lachester, que concede un protagonismo merecido al currante polaco. Tras el ataque xenófobo al centro cultural polaco de Hammesmith, los londinenses cerraron filas para defender a sus inmigrantes más trabajadores.
La industria inmobiliaria de Londres se iría a pique si de la noche a la mañana desapareciera su mano de obra fiable, cualificada y barata. Tony Blair les dio la bienvenida tras su ingreso en la UE en 2004 y el flujo ha sido constante las dos últimas décadas. Los polacos superan ya los 850.000 y constituyen el grupo más numeroso de la UE. Se estima que cada año envían de vuelta a su país el equivalente a 3.800 millones de euros. El polaco es el segundo idioma más hablado en el Reino Unido.
4. El café italiano
Los inmigrantes italianos Bruno y Sergio Costa no imaginaban lo que se venía encima cuando abrieron el 1971 su primer café en Lambeth, al sur de Londres. Muchos les consideran los auténticos introductores del espresso en la tierra del té, precursores de la fiebre que estalló dos décadas después en todo el mundo. Costa Coffe se convirtió en la respuesta británica al Starbucks, con 1.700 cafés en Reino Unido. En 1997, Gerry Ford dio una vuelta de tuerca a la fiebre con el Café Nero (el mejor espresso a este lado de Milán), más de 700 establecimientos recalcando el puente ficticio con la dolce vita.
Con el tiempo, los cafés británicos se han convertido en la vía más socorrida de entrada para los jóvenes italianos nada más poner el pie en el Reino Unido. Más de 200.000, se codean con los millennials españoles y los portugueses que pasan obligatoriamente por la fase de baristas para ganarse la vida… «Nunca imaginé que acabaría sirviendo cafés», dice Paolo Alteri, arquitecto de 27 años. «Pero mejor esto que quedarte en el paro, mientras nos dejen».
5. El vino francés
El Reino Unido sigue siendo el segundo importador del mundo de vino francés, por detrás de EEUU y por delante de Alemania y China. La relación de amor odio con Francia queda patente en las fluctuaciones que en los últimos años han experimentado los caldos galos, con mención de honor a Borgoña y Burdeos. Gracias a un euro más débil, los exportadores de vinos y licores habían recuperado mercado en el Reino Unido. Con el permiso de los vinos italianos (y en menor medida los españoles), lo cierto es que las islas británicas hace tiempo que miran más allá del Brexit. Pasada la moda francesa, se abre paso un nuevo mundo encabezado por los vinos californianos, australianos, surafricanos y chilenos.
6. Los muebles suecos
«Hay lugares en el Reino Unido donde aún tienes que conducir dos horas y media para llegar a un Ikea»… Gillian Drakeford, al frente de la rama británica de la firma sueca, adelantó este año un ambicioso plan de expansión que incluía la apertura de una tienda en el mismísimo Oxford Street. El gigante sueco ha mantenido silencio ante el Brexit y no ha informado de cómo podría afectar a sus planes. Hoy por hoy, el Reino Unido es el cuarto mayor mercado global de Ikea, con 18 millones de visitantes a sus 18 grandes almacenes y 8.500 puestos de trabajo.
7. Los futbolistas belgas
Doce futbolistas de la selección belga, doce, juegan en la Premier. No está mal, teniendo en cuenta la imagen que el común de los británicos tiene de Bélgica, definida despectivamente como el «no-país» por el líder nacionalista del Ukip Nigel Farage.
La cuenta arranca con Eden Hazard, el Messi belga, como le define el seleccionador Marc Wilmots, y al que Zidane ha echado el ojo. Thibaut Courtois, el ex portero del Atlético de Madrid, defiende ahora los colores del Chelsea. Pero el equipo con más representantes belgas es el Tottenham Hotspur -Alderweireld, Vertonghen, Dembel y Chadli-. Lukaku y Mirallas juegan en el Everton y Mignolet, Benteke y Origi, en el Liverpool. Otros tres recalan en Manchester: Fallaini en el United y De Bryne y Denaver en el City, por no hablar del capitán lesionado, Vicent Kompany. No, la Premier nunca será la misma sin los belgas y sin los más de 130 futbolistas europeos (incluidos casi 30 españoles)que se han beneficiado de la libertad de movimientos antes de que cayera el telón del Brexit.